Monday, March 10, 2025

Note On El Evasionista/The Escape Artist

 Decades ago, about my first book, in Artful Dodge Reviews, Vol. 3 No. 1

 


On El Evasionista/The Escape Artist by Jorge Etcheverry

 Let’s begin by saying that when he is at his best, Jorge Etcheverry’s poetry is full of wide-sweeping imagery, the unexpected line or metaphor that is built upon and intensified to climax. It is a dynamic poetry that takes no shortcuts in its powerful swirls as it explores the philosophical problems with which the poet is concerned.

El Evasionista/The Escape Artist is the first of three planned bilingual editions of Chilean work to be published in 1981 by Ediciones Cordillera, a publishing house established by left-wing writers in exile, living in Ottawa, Canada. In Part One of El Evasionista, Etcheverry’s verse is unfortunately at its least effective. Although the philosophical concerns of the writer are present, there is no centering point for the reader, especially one ignorant of the socio-cultural background against which the poetry is set. Part of the problem may be the translation, which, though accurate, suffers at times from being too literal and not truly effective in rendering the sound and movement of the original. This is, of course, in part unavoidable.

 In Part Two, the poetic force takes charge, when Etcheverry yields “before the ancient forces of sex.” Here Etcheverry’s poetry quits groping and he finds a focus around which his powerful imagery can revolve. In Part Three of El Evasionista, Etcheverry’s verse approaches prose-poetry as he returns to less sharply etched social themes, “linked to a revolution which is perhaps a dream.” The book ends with “Epitaph for the School of Santiago,” a poem arising from his experience of exile, where he acknowledges “the passage of time,” with dignity and resignation, and a certain sense of condescension toward the world he now finds himself in.

We at Artful Dodge look forward to further books in the series of Chilean emigre writers. Ediciones Cordillera will soon issue Historias del Reino Vigilado/Stories from a Guarded Kingdom by Nain Nomez, and an anthology of Canadian poetry on Latin America, to include poems by Al Purdy, Margaret Atwood, Patrick Lane, Susan Musgrave, and others.

—Chris Kearns & Daniel Bourne

Monday, March 3, 2025

Poemas de Carlos Pérez

Al tirano


Responsable sois
como reina de mercado
esclavos

responsable sois
como nobleza de violentos
inhumanos

responsable sois
como la hipocrita iglesia
sacrilegios

responsable sois
como llamas de rencor
versos

responsable sois
como pobreza conquistada
cerros

responsable sois
como página del testigo
tintero

responsable sois
como consignas al mediodia
proletariado

responsable sois
como martires sembrados
movimientos

responsable sois
como oleajes de conciencia
pueblo.


Algo breve


Dos palabras
algo breve
una paz
agota silencios
un amor
posos del sol
un clamor
acorrala madrugador
alguna locura
celeste bufanda
perdida sustancia
vieja borracha
cosa errática
hermana rechazada
ofreciendo nada
merecidamente apartada
amada callejera
nunca extrañada
sobreviviendo batallas
jugando cartas
con gafas
enamorado
piropos absurdos
banales cantos
perro callejero
mascota de maza
amo nuestro
realidad callada.


Aves de otoño


¿A dónde se fueron las aves este otoño?
Se rumora que volaron al sur lejano
pero sospecho que este año se quedaron
para no más saborear copos del invierno

pudiera jurar que entre tormentas invernales
cuando duermen las furias de los vientos
escucho los murmurios de sus voces en el camino
huellas de angelitos jugando en las sombras

seguro que así fue la cosa de las aves
año tras año recuerdos de aquel jardín mío
regalos de nevadas y su lejano silencio marítimo
no eran si no míos aquellos pobres angelitos

no es que sea egoísta u orgulloso
pero aquí nadie me convence que se hayan ido
hasta los pinos muestran donde esconde nidos
y cantos caen al derretirse el hielo de mis oídos.


Barbaridades


Soy el asesino de la sanguinaria noche
entre las cifras fracturadas del olvido
esperando la luz de los indiferentes autos
tratando no dormirme en tus brazos de nieve

mis lágrimas cesaron de caer hace tiempo
ya no piden tu aroma en los sueños de césped
podados por el tormento de la naturaleza madre
ametrallada en paredones junto al cristo

veamos si el amor verdaderamente existe
despellejándolo como a las ranas del norte
colocándolo como cristianos en Roma, a ver si hierven

esperemos el florecer de los jardines muertos
seamos testigos y recipientes de miles perdones
mandados por los mochos dioses celestiales, y llamarlos barbaridades.


JUAN CARLOS PÉREZ  Nacido en Venezuela, entre las calles que no paran de fajarse y los campos de pelota caribe. Toda esa música de tambor que resalta arena bautizándolos de la punta del pie hasta la cabeza, así se creció, la pelota como filosofía, dándole vueltas a las bases, de calle en calle evadiendo misas y rosarios, y aún más eso de estar metido un libro o verso.  Al Canadá, la familia se vino en el 88’, y es gracias a los inviernos y la falta de mala junta, recurrir al hermoso escape de los versos.  Y después como universitario y militante, entre congresos, tabernas, universidades, iglesias, protestas y eventos de todo tipo.  La aspiración fue siempre escribir para mi pueblo, con el alma sudando litoral central, y siempre pendientes de los maestros y hermanos del Dorado. Hoy, la poesía tiene doble filo.  Los versos son profecía que guiaron a este servidor de todos, este sencillo nadie, esta masa moldeada por sueños libertarios, indudablemente trágico-románticos aún dando paso a paso, marcando huellas recorriendo noches en los barrios de Bolivia, burlando golpistas traicioneros, noches del caribe debajo la luna roja-rojita en mi Venezuela celebrando la revuelta y la obra honesta, ahora con ustedes mis camaradas de lucha y poesía de la buena.

















Tuesday, February 25, 2025

múltiple

 


Piñones/Zarabia, los sesenta y ahora

 Jorge Etcheverry

Nota publicada hace ya tiempo a raíz de la aparición del libro  "Bellas y orates", de 2001

Hace unas semanas el poeta chileno de Chile José Ángel Cuevas me mandó un correo electrónico manifestando su intención de hacer una antología del 68. Este proyecto se legitima solo, ya que viene de uno de los más genuinos y reconocidos poetas de nuestra generación, que ha rescatado explícitamente en su obra los 60 marginales y políticos de las barricadas, las tomas de facultades, los avatares de los estudiantes en las calles, las fuentes de soda, los diversos campuses (y los bares), las concentraciones etc.

Sin embargo ése no fue un período homogéneo. Estaban las agrupaciones y tendencias poético programáticas más establecidas, favorecidas en general por los círculos académicos y críticos especializados. Sin mayores sorpresas, fueron objeto de la crítica oficial académica y política y coincidían en términos generales con lo que hacían los poetas de los sesenta en otros países de Latinoamérica. Eran una excepción Gonzalo Millán, Manuel Silvacevedo, y alguna otra valiosa figura anfibológica cuya producción se equilibraba entre los anteriores y la de agrupaciones de menor difusión, a cuyo reconocimiento llamó Gonzalo Millán en un memorable artículo de la revista Postdata de 1984, Promociones poéticas emergentes: El espíritu del valle.

Junto a los grupos que algunos críticos denominaron ‘históricos’, Trilce, Arúspice, Tebaida, había otros, cuya mención según algunos estudiosos constituía hasta hace algunos años mera ‘arqueología’. Se trataba de la tribu No, el Grupo América y la Escuela de Santiago, que destacaron por su afán experimental, de rebeldía y de claro proselitismo político en el caso del Grupo América. Lo que caracterizó a la Escuela de Santiago, a que perteneció Julio Piñones, entonces bajo su alter ego Carlos Zarabia, fue situarse a contrapelo de las voces más aceptadas y convencionales de su generación, acoger la herencia vanguardista y surrealista chilena, latinoamericana y europea que muchos contemporáneos rechazaban y tratar de alguna manera de producir un lenguaje poético urbano, cosa tampoco muy popular en esos tiempos, en que junto con un retorno a una expresión más condensada y decantada, muchos trataban de afianzar las preponderancia del habla y estilo poético de las provincias, sobre todo del ‘Sur’, en una empresa poético-programático-regional que ya es una característica de la poesía chilena.

Pero al interior de esta agrupación no había homogeneidad. Al tener que redactar los manifiestos de la Escuela de Santiago para la antología 33 nombres claves de la actual poesía chilena, de la revista Orfeo (1968),– recibida negativamente y acusada de ser fruto de una ‘toma’ de la revista por la Escuela de Santiago–, la única opción fue la de redactar cuatro manifiestos distintos, uno por cada uno de los cuatro miembros más estables del grupo (Zarabia, Nómez, Martínez y el autor de esta nota). Como Julio Piñones expresa en una entrevista con Soledad Bianchi, en La Memoria, modelo para armar (1995), el ensayo histórico literario más serio sobre los 60, “y yo le dije a los otros que no había posibilidad de escuela, por que este término significa una didáctica y supone discípulos, maestros...una cierta homogeneidad, un estilo, que tampoco hubo, si cada uno hacía lo que quería”, y “nadie fue capaz de suscribir lo que decía el otro”. Pero pese a la supuesta ausencia de maestros, el mismo Piñones señala las preferencias, que no influencias, de Zarabia: Rosamel del Valle, Neruda, Kafka, “yo dormía con el Bretón debajo de la almohada”, nos afirma Piñones en el libro de Bianchi ya citado. Reconoce que “mi esfuerzo inicial ...estuvo ligado al surrealismo francés”. Su primer libro Andadura (1982), además de elementos textuales y discursivos variados, lo que en general ha sido una constante en la poesía del autor, ostentaba trazas de antipoesía. Aunque el autor condena ciertas actitudes ético políticas de Nicanor Parra, usó elementos antipoéticos en la configuración del distanciamiento específico de su escritura.

La ciudad mágica, la ciudad-América, con visos de videncia se deja trasparentar en el manifiesto a la Escuela de Santiago de Carlos Zarabia (Orfeo, 1968) “...pues las predicciones urbanas astrales están delante de nuestra voz con los signos fijos es la fijeza oscilante de nuestra voz, y esta voluntad de ser del mundo que nace y espejea al golpe de nuestros ojos, conserva al fondo de sí mismo muy tersa nuestra esperanza, rugosa brillante perla, llegada y triste y alegre de su sangre licor astral urbano”. Piñones, entonces Carlos Zarabia es el más riguroso en términos de sus afiliaciones, surrealistas chilenos, nadaístas colombianos. En el manifiesto señalado citaba profusamente a Arango, que habla en esa cita de “...libre creación de belleza..honda responsabilidad en el oficio...una poesía insumisa, tierna, carnal, subversiva, transida de la buena historia que soñamos, de honda y cegadora belleza y sólo comprometida con la totalidad humana...total independencia de creación...ni creación dirigida...ni servilismo ni abnegación”. Por esos años, un libro en que su experimentalismo lingüístico poético llegaba a un máximo, le valió a Zarabia el premio Gabriela Mistral. Ese libro permaneció inédito, no sé si incorporaba parte de la selección de sus poemas que apareció en la ya mencionada antología de Orfeo. El siguiente poema de esa compilación, con visos metaliterarios, y rasgos caligramáticos e incluso programáticos, es una buena muestra de su poesía de entonces:

Desde entonces
enteramente culpables y atrapados
en la oleaginosa red
de cierto elemento
la tibieza de la escritura
fermentada a cierto elemento es bella
y acariciante como la pálida mujer que resplandece
bañada y ahogada y cálida en su propia sal y piel y sangre
enteramente culpables y atrapados permanecemos
con los oídos atestados de sonoros insectos labiales qué tibia
la planta negra enredada anegada al cuello
que yace atrapados aún tan tibios trazando una escritura de tumbos y acantilados ciénagas ojo adentro desde
entonces enteramente
culpables y atrapados
en la oleaginosa red
de cierto fermentado elemento

Luego Piñones cambió de estilo, con el ya mencionado Andadura, hacia una poesía que si bien sigue conteniendo una gran cantidad de mediación, incorpora elementos coloquiales, antipoéticos y se hace en gran medida intertextual, mediante la incorporación incluso de elementos en otros idiomas, elementos que diversa manera aparecen en adelante en su producción: en el libro Pecados cordiales, de 1994, que sigue a Poemares, de 1991, podemos leer el poema:

Trexilingüismo
“Love´s feeling is more soft and sensible
Than are the tender horns of cockled snail”
En clases, ¿recuerdas?
Fenêtre,
Song,
Yotarzán.
Cheveux,
Ou chevaux,
Or: apple, que confundías
Con people, cuando chica.

Yo, Trazan,
A Leoparda,
Repetir:
Con Yein, sólo
Yo luchar.
Now:
"I love you,
I love you, per sempre, for ever...",
Cantabas.
Forget it, little darling, darling-darling,
Tan ling que eras, que tanto
Darli y darii,
Todo se fue a la cresta.

*”La susceptibilidad del amor es más blanda y sensible
Que los tiernos cachos de los caracoles”.

En su último libro, Bellas y orates, la tensión para mí básica presente en la poesía del autor, entre la mediación/distanciamiento artísticos y la intención lírica tiende a resolverse un poco más hacia el lado de la expresión. En este hablante existe un atesoramiento de la humanidad herida y existencial, colectiva-política y personal, y a la vez una suerte de vergüenza íntima, proveniente quizás del reconocimiento del carácter único de la experiencia y de reluctancia a hacerla circular en un lenguaje que se presta al ‘afán de novedades’ o a las ‘habladurías’ de que hablaba Heidegger. Los elementos de esta orfebrería poética forman una especie de capullo o crisálida que oculta casi la expresión lírica, pero la hace a la vez de alguna manera patente en la coquetería ontológica de este semiocultamiento, en este objeto diseñado para la atención y lectura minuciosa, quizás para otros poetas. Pero quizás sea ésta la alternativa no de toda poesía, sino de toda expresión distanciada, mediada o artística. Este libro, aún preñado de ínter texto, citas y alusiones, cuyos poemas tendientes a la concisión muestran “ un fino trabajo, casi habría que decir de orfebrería”, representa un momento de claridad poética, del hallazgo de una cierta diríamos serenidad de la mirada, en que se hace un sutil ajuste de cuentas con la historia y con uno mismo,

Indicios
Qué digo sino que la amé tanto:
en la misma medida inversamente proporcional
al misérrimo sobre azul que hoy recibo
por los servicios prestados a su matria
sin que su majestad pueda acusarme
de haberla ilusionado
con pasiones y peripecias
tipo Príncipe Valiente
pues -según reza la crónica- hacía rato
que ella era adicta
a tales teleseries

Y pareciera que en esta búsqueda de equilibrio o pugna, el elemento formal mediador, distanciador, lo ‘significante’, se encontrara a menor distancia del significado, de lo re-presentado, manteniendo su presencia indicial y connotativa sólo lo suficiente para atrapar la mirada del lector, como en este poema

En alguna clase de submarino amarillo
We are living in a yellow submarine
(The Beatles)
Atravesamos el desierto de Atacama
embarcados en el submarino amarillo
de nuestros sueños recorriendo
inmensidades rodando
con la secreta fuerza deste delirio
inventado por un dios transparente
como alma de recién nacido
que abre sus ojos a la existencia
para vivir sus días y noches
como todos nosotros
en alguna clase
de submarino amarillo

Julio Piñones nos anuncia su quinto libro y acaba de ser publicado en una antología de tres poetas de los sesenta. Con una vasta carrera académica y docente sobre todo en el Norte del país, este poeta tan fiel a sí mismo es un ejemplo de esa intransigencia creadora que tan rara es en nuestros días.

 

video

 


Jorge Etcheverry

El joven, todavía, si se lo compara con uno, me mostró el video de las Pretty reckless en que la artista se baja a los berros con niñas que se suben de la platea pero que tienen que sacarse la ropa del torso y quedarse con los puros sostenes, entusiasmado me dijo que lo había alegrado saber que sus primas eran las dos lesbianas, pese a ser hijas de un coronel de ejército

Wednesday, February 19, 2025

Autocrítica

 Jorge Etcheverry



Estoy de vuelta a mi mesa en ese café. Reconozco que mi investigación sobre las visitantes extraterrestres o clonas que viven entre nosotros, había brotado de un impulso que tendí a seguir sin mayor reflexión. Tiendo a ver a las mujeres como una madre, una compañera, un sueño inalcanzable, pero también como un enemigo potencial, un conspirador, un testigo que calla y observa, que planea su revancha por milenios de esclavitud. Esto sigue estando presente y no solo en mí, no es muy consciente, y creo que viene de la superioridad fisiológica de la mujer — nada hay comparable a nivel del macho al alumbramiento, a ese ser por unos meses es una fábrica de vida—de ahí que suela ser inconcebible para los hombres, y que muchos, y algunas vastas religiones de oriente y occidente la vean como amenazante. Existe una convicción no confesada en todas las culturas de que hay una necesidad absoluta de la mujer para poder reproducirse, trascender en la historia y en el tiempo, replicar el material genético. De ahí los cientos y miles de brujas quemadas y torturadas, el control de la mujer y su subordinación en las tres religiones así llamadas Del Libro, que reconocen a la Biblia como inspiración fundamental. Sigamos. Las incontables niñas recién nacidas con el cráneo roto o dejadas morir de inanición en la China, que en realidad nunca fue purificada por el fuego comunista, y en la India, esos gigantes económicos que se aprestan a aportar su cuota de avance hacia el Apocalipsis ya bastante adelantado por los protestantes anglosajones mediante sus esquizofrénicas empresas económicas y políticas. Cuando las instancias fundamentalistas no occidentales también aportan con su granito de arena. Pero se trata de autocrítica y no de instalar el ventilador. Me pego en el pecho ante el desconcierto de los otros parroquianos que me miran con el rabillo del ojo y carraspean, y el recelo del administrador y los mozos del café que empiezan a rondarme como buitres revoloteando en torno a la carroña


Note On El Evasionista/The Escape Artist

  Decades ago, about my first book, in Artful Dodge Reviews, Vol. 3 No. 1   On El Evasionista/The Escape Artist by Jorge Etcheverry   ...