Monday, February 20, 2023

Selección de poemas en inglés

https://pauletteturcotte.wixsite.com/bannedpoetry/jorge-etcheverry-arcaya-1?fbclid=IwAR3QI2qZk8R1DwI8y_M1wkeV0yQJQGYcJIsVEVc5lkrQeqf_0Qfpn1Y1kXY Uos poemas míos en la publicación virtual de la poeta y artista plástica canadiense Paulette Turcotte.


Interpelación a un discípulo de las Fuerzas Oscuras

 Jorge Etcheverry Arcaya

Ya te imagino viajando hacia tantos lugares de América, disfrutando de la hospitalidad de los sanguinarios paramilitares colombianos, de los narcotraficantes mexicanos, de los femicidas de Ciudad Juárez, bailando de noche a la luz de los incendios que esbozan toda la geografía de tu país natal. Te veo perdiendo el seso en las frenéticas danzas del Vodú o la Lambada, profanando Tehotihuacán con el frenesí de la santería, atravesando el ensangrentado Medio Oriente y el Asia Central  convulsionada por los conflictos religiosos rumbo al Tibet después de recorrer el África hambrienta, postrada por el SIDA, por el COVID, que reina todavía un poco por todas partes, y campea incluso en naciones diezmada por guerras civiles genocidas. Te veo manteniendo correspondencia tradicional o electrónica con las numerosas sectas satánicas de San Francisco y París, frecuentando chinos inmigrantes y nietos de rusos blancos, que no desean retornar a su patria ancestral por ningún motivo, pese al derrumbe del imperio burosoviético. ¿O es que te vi en la inundada Louisiana usando serpientes como collares, cantando como un Nerón de nuestros días frente a la Nueva Orleáns desapareciente?  Craso error.  ¿No te has detenido a contemplar algunas casas viejas que quedan en el sector Avenida Matta, casi el pleno centro de Santiago?  ¿No te has detenido a escudriñar la cara de las viejas beatas que salen de la Iglesia de San Francisco los domingos, después de la misa de 11?  ¿Has visto la expresión del público que repleta las salas que ocasionalmente pasan las películas basadas en las novelas de Stephen King?  ¿Has visto al inchi-mali en tus ocasionales correrías por la provincia de Arauco?  ¿Has leído alguna vez el Informe Rettig? El folclore de Chiloé y de la zona del Maule te llenaría de espanto.  Si tienes los medios y la habilidad tecnológica, el torrente de degeneración que circula solapadamente en el mundo virtual de sitios web dedicados a las últimas depravaciones del cuerpo, la mente, la cultura y el espíritu te dejaría deprimido(a) por una semana. No hace poco una mujer que conozco recibió una advertencia. Por ningún motivo las niñas deben responder a un navegador de Internet con el nombre Slavemaster, que se rumorea ha causado ya la muerte de 56 mujeres. Trata por lo tanto de identificar el lomo del dragón dormido que vela el (aparente) sueño de la ciudad.  No hay que descuidar tampoco el papel aparentemente insignificante que cumplen o cumplían grupos como el de Arrigó, el Poder Joven de los sesenta, los Caballeros Americanos del Fuego, que todavía andan por ahí. Un grupo de sacerdotes ibéricos, orgullo de las congregaciones españolas no pudo resistir ese llamado. 

Wednesday, February 15, 2023

Viñetas post apocalípticas

 Jorge Etcheverry Arcaya

El hombre miraba todo con resentimiento, echado en el vano de una puerta, tendido en posición casi horizontal. Especialmente a esos dos viejos, que pasaban. Los viejos, era cierto, sentían menos el frío, algunos de ellos sabían escribir, y, se aseguraba, leían a escondidas. Pero no era que sintieran menos el frío porque leyeran, o escribieran, como sostenían algunos afiliados a los grupos, tratando de llevar agua a su molino, como decían los viejos (¿Qué era un molino?). Aunque la mayoría de los viejos no sabían escribir, y preferían no hablar en lo posible de esas cosas, aunque las frases que se cruzaban a veces entre ellos, cuando se encontraban y se conocían, parecía que estaban llenas de alusiones incomprensibles. En cuanto a él, si no lograba recobrarse, se iba a pasar el día entero mareado, yendo de acá para allá, como otras veces, sin poder criar la fuerza necesaria para una caminata que lo llevara a lugares con más ruinas, más altas, con sótanos donde yacer, donde abrigarse. Se pasaría tendido la mayor parte de los días, procurando obtener unas cebollas, una papas, hasta lograr recuperarse. Es claro que siempre quedaba el recurso de la carne de rata, pero existía siempre el riesgo de apestarse, y morir, o ser expulsado por los bastones de los vecinos, hasta el límite del barrio, con la garganta y las axilas llenas de tumores, para quizás ser devorado aún vivo, por las ratas. Aquel que se alimentaba de ratas, decía el dicho, terminaba comido por las ratas.

Monday, February 13, 2023


 

Viñetas apocalípticas

 Jorge Etcheverry Arcaya

El hombre se detuvo en la esquina. Puso la mano encima de las cejas, formando una visera. Al principio la calle se veía desprovista de todo movimiento, hasta donde le alcanzaba la vista. Pero esa primera impresión de las calles desiertas es siempre igual. Uno percibe primero un enorme silencio. Es más adelante que se comienzan a sentir pequeños ruidos casi imperceptibles, carreritas sofocadas, rasguños, algo así como el rumor de una infinita conversación ininteligible y remota. Luego mirando hacia la inmovilidad, la habitual apariencia de los espacios no transitados dejaba paso a una incierta pululación: Miríadas de puntos agitándose, un poco más obscuros que la calle en el crepúsculo. "Es la hora de los ratones", musitó. Pensó que iba a ttener que desandar un poco el camino, para volver cerca de lugares habitados por gente, y recomenzar la marcha al día siguiente. La cuerda que sostenía el bolso casi se le hincaba en la carne del hombro. El bolso le golpeaba la cadera con cada paso que daba. Metió la mano en el otro bolso inventariando papas y cebollas. Tomó una papa semicocida, fría, y la despo jó de su cáscara sintiendo cómo el harinoso contenido se desmenuzaba parcialmente entre sus dedos. Sacó la pulpa restante y se la echó a la boca, lamiendo después la parte interna de la mano, la palma y los dedos.. Luego se limpió los dedos en el costado del grasiento saco. Echó una última mirada. Ahora el desplazamiento de los ratones en la calle delante de él se notaba claramente. Y el zumbido, entremezclado de chillidos, era ominoso. Como el bordoneo de las moscas en torno a un cadáver, si se escucha de cerca.

Sunday, February 5, 2023

A propósito de INFAMÉLICA, poemario por Rolando Revagliatti (Editorial Leviatán, Buenos Aires, 98 páginas, 2022) CONATO DE ANALOGÍA cómo orbitar a la mujer y no perder la Luna en el intento

 Simón Esaín

A mediados del S. XX algunos muchachos aprendimos qué es orbitar, qué sería un satélite y qué es lo artificial. Y algunos otros muchachos aprendieron psicología. La mujer ya estaba alta ante nuestro deseo, una mitológica Luna irresistible para nuestra cohetería en ciernes.

De algún modo descubrimos que unas fuerzas entran en pugna para que un satélite alcance su órbita y se mantenga en ella, tanto como pretendiéramos cuando pretendíamos acariciarnos contra la anhelada. Cualquiera fuera el modo, pasábamos a preguntarnos de cuántas vueltas requiere una mujer. ¿Y de algunas volteretas? ¿Y qué pasa cuando ella te da vuelta? ¿O cuando se desenrosca? O peor, ¿cuando se desenvuelve?

De esto no enseñaban mucho los tangos que llegaban vivos a aquella época. Hablaban de no ovillarse, de desenvoltura, nada de amar desorbitadamente, esa cualidad sólo apreciada en la flamante escuela de aspirantes a astronautas.

Un tanguero Revagliatti se lo dice de entrada, diseñando un portal: ella y yo, socios de una aventura poética, limítrofe, liquidatoria.

Caía bien la psicología al corazón de una ciudad obsedida por la conquista, una otra conquista, la de acá y hasta acá, había sido y sería remedo callejero, propia de patios y veredas, baile nocturno y versos populares.

Era típico de los primeros satélites que se enroscaran y enroscaran hasta reventar. Nuestra generación ignoraba a qué altura había que colocarse para nunca caer.

Si la Luna es irresistible ¿por qué nos era tan injustamente complicado llegar a ella? Hasta a lo largo de una década entera había mucho que aprender para poder estudiarlo. Con cuánto intento y cuánto fracaso. Cuánto proyecto desechado. Cuánto de muchachada insaciable en esta conquista del espacio. Cuánto de simple muchachada al mirarse en el espejo de la Luna y creerselá. Si no se trata de llegar a la Luna, poco vale la pena. Y si se trata de llegar a ella, lo que sea resulta necesario, en Cabo Cañaveral o acá. De cara a ella, el poeta se ofrece voluntario para la conquista; sueña lograr ilusionarla con un hombre, con que el máximo aventurero la haga soñar mirando de cerca las baldosas.

Día tras día, kilómetro a kilómetro, nos fuimos enterando de cuánto sucede alrededor de la base de lanzamiento, proyecto ambicioso siempre listo y argollas orbitales a diversas alturas y velocidades. Lo previo a cualquier lanzamiento es un laberinto de preparativos. El combustible que se descongela impone su nota paradójica. Hacerte el nudo de la corbata y agregarte agua de colonia equivale a que te calcen la escafandra, o dar unos nuevos pasos ya conectado al tubo de oxígeno. El lanzamiento es un acontecimiento, sobre todo en sí mismo, ese momento de furia, esa maldita eyaculación preconizada. Cada aspirante es un toro que se pretende novio, que es un navío que llega y entra a puerto, ¡y cómo festeja esa entrada! La órbita va estableciendo los rastros del semental, y salpica y mancha. Sucede algo que es un montón de cosas simultáneas, una nave en órbita con la humanidad abajo, los parientes próximos, los interlocutores, los observadores, los calculadores, los escépticos, los de enfrente. Y esa comunión allá arriba que nadie, salvo ellos mismos, puede atestiguar, en la que todos se regodean. Porque todo era en equipo, pero a último momento estás solo al tope de los trámites. Siempre te dejan solo frente a ella, tu pretensión. Y Revagliatti nos recita la afamada cuenta invertida de los últimos diez segundos, cargada con el racconto de éxitos y fracasos, como si cada vez fuera del todo preliminar.

Los candidatos a astronautas hacen fila. Los primeros entrenamientos los conducen a soportar la soledad; los primeros trajes protegen del vacío, las primeras mochilas ayudan a respirar. Borracheras, vómitos. Insomnios y desvelos para convocar al sueño, al sueño de conquista. Cuánto de lance, cuánto de aquellas justas cachetadas en estos poemas.

La Tierra sueña con la Luna, ese tire y afloje que no te despierta. Sus puntos neutros, equidistantes, equilibrantes y el punto de no retorno, el buscado punto G.

Selene es la amante perfecta porque no puede mandarse hacia atrás. Alta y desnuda, a la vista de todo el mundo, así es la lejana, la inalcanzable. Orbitar ¿es otra mujer? Orbitar ¿es femenino? Es muy femenino, pensará un flamante psicoanalista.

Todos los poemas son dichos, en primer lugar, a la Luna.

Pero cuanto la Luna es, resulta que no es ella; más bien parece ser uno. Es distancia, es imprecisión, es inexperiencia, es vaciedad, inseguridad, precauciones, miedo a morir del peor modo: vivos en el alto abandono. Igual a como ella flota, mientras suspiramos. ¿Flota? ¿Y si ya ha sufrido Selene ese pavoroso abandono que amenaza al comedido espacial?

Pero, en cuanto la mujer es, resulta que no es ella, no flota ni vuela, ni se queda quieta para apuntar adónde darle. Los poemas de Infamélica exponen cada circunstancia. Revagliatti es capaz hasta de pedirle que tengan una noche ridícula, casi una lápida para la humanidad.

La que ha sido mujer de astronauta orbita alrededor de su posible viudez. Mientras tanto, en su gran espacio interior el astronauta no copula, comprimido. Se prepara para atropellar (y sin quererlo) una sarta de elucubraciones medievales a cuál más escandalosa y afamada. No copula porque va en procura de establecer y alcanzar una ventana de lanzamiento. Se realizan y preservan los registros, las tablas comparativas, la homologación; todo eso que acá arriba no es orgásmico.

Aquel teatro del embutido en su nave espacial no puede ser expandido al gran escenario. Aquella almohada atormentada del que repasa sus cantidades no puede ni debe ser expuesta bajo fanales. El relato es un susurro íntimo (poético) bajo la escafandra. Al menos, podremos acceder a la versión legendaria del que viajó a la conquista de Selene a bordo del diván. Los retortijones del combustible que lo impulsa no sirven como música de fondo. En el intenso silencio cósmico, códigos, escafandra y almohada son irreemplazables. En Infamélica asistimos a varias amargas confesiones: caeremos.

Al fin y al cabo, la famosa ella es una muerta de hambre, una posible paciente más.

Dice el poeta que dice el facultativo, que dice el astronauta:

No hay modo de conocerte

en el sentido de que no hay modo de atesorarte

si es que sólo accederé a conocerte

El que llega a la Luna ¡cuánto descarna y puede! Cuánto apetito nos mata el masticar a la blanca muerta de hambre. Cuán descarnados nos vuelven los procedimientos del retorno desde el épico acontecimiento. Retornar a través de los modos de describir una historia tan íntima.

La única coherencia nos la dio el propósito. La sujeción al logro nos antepuso hasta el agotamiento. Y todos llegaremos sin haber dejado de pelear por el orden de prevalencia.

Ella… ella ennegrecida (el éxito destruye, ennegrece al deseo), es ahora el objeto poético de siempre, multiplicadas sus facetas por el desvelamiento de una sola. Sobrepasadas las terapias, faces, fases y apogeos, deslumbrado el alumbramiento, expuesto el tabú más inviolable. Porque la fuente de luz dispuso que los hombres teman diluirse en tanto ella recupere su plenilunio.

Habrá que seguir alzando la cabeza en la vereda, en la almohada o el diván. Revagliatti, poeta alunado, obtiene este su tiempo suplementario, y presume en él:

Ya no me alcanza mi víctima

por más que corra

o vuele

hacia mí.


Simón Esain

 

Thursday, February 2, 2023

“El gusano saltarín y otros poemas”, otro logro formal y conceptual de Isaac Goldemberg

 Luis Benítez

Recientemente se publicó en Argentina un nuevo poemario, en edición bilingüe, del reconocido autor peruano residente en los Estados Unidos  Isaac Goldemberg (1945), titulado El gusano saltarín y otros poemas / The leaping worm and other poems (1).

 

La obra

Treinta y dos composiciones poéticas estructuran esta flamante entrega del consagrado poeta peruano, quien eligió como metáfora que recorre toda la obra, se interna en sus espacios y cavidades y resurge una y otra vez en variadas corporizaciones de significado diferente, la figura del gusano, criatura elemental a escala ecológica, pero que en todas las culturas está revestida de poderosos sentidos simbólicos y religiosos.

Ser vivo que por su condición está íntimamente relacionado con la muerte, aparece como mediador entre un mundo y el otro. Es que acentuando este detalle de un detenimiento en el umbral entre dos campos señalados como no contrarios sino complementarios, el poeta acierta a subrayar que -desde ese no lugar paradójicamente tan preciso- es factible una visión más completa del conjunto general, sus interrelaciones e interacciones, aludiendo de ese modo sutilmente sugerido a una continuidad donde los sistemas de opuestos (luz-oscuridad, vida-muerte, vitalidad-atonía, percepción-cerrazón, etc.) son anulados a escala de la conciencia, que se abre a la plena visión de un absoluto posible… posible al menos en el planteo poético establecido por El gusano saltarín y otros poemas.

La compleja propuesta de Goldemberg no desdeña repetidamente el recurso de la puesta en abismo del lector, con una efectividad que sin embargo no aturde ni agobia en ningún momento, sino que, por el contrario, conduce hábilmente a desentrañar las claves fundamentales de la obra, que a partir de allí se abre diáfana y estremecedoramente, exhibiendo los quilates de este trabajo de excepción con el lenguaje.

Es que el poeta posee el raro don de plasmar en sus versos, cortos y contundentes, núcleos de sentidos que se mostrarían enrevesados bajo otros tratamientos discursivos, cuando en el poemario que nos ocupa –gracias a una destacada precisión expresiva- la acertada elección fue la de reflejarlos de un modo lo más directo que fuera posible, sin que la engañosa sencillez de su manifestación escrita reste un ápice a su completa revelación.

Mérito que hace de El gusano saltarín y otros poemas un texto no hermético –al menos para el lector habitual del género- sino la exposición de un universo propio, el del autor, capaz de compartirlo con quien se asoma a sus páginas, guiándolo con claves e indicios que no es preciso subrayar (ahí por donde va el gusano, basta con seguirlo para encontrar la salida) para que el lector dé oportunamente con los pasadizos correctos.

Acentuando también gráficamente la figura del gusano que recorre el volumen y nos impulsa a seguirlo, los versos centrados de Goldemberg son cortos, en ocasiones consistentes en una o apenas dos palabras, y su extensión vertical que no supera una página por poema también remite (nada es casual en poesía) a la figura larval, al modo como el poeta cubista naturalizado francés Guillaume Apollinaire (Wilhelm Albert Włodzimierz Apolinary de Kostrowicki, 1880-1918) agrupa sus versos de manera tal que conforman una imagen que se relaciona con el contenido de lo escrito, en sus célebres Calligrammes.

Corresponde destacar el minucioso trabajo de traslación a la lengua inglesa realizado por la poeta y traductora estadounidense Sasha Reiter (1996), acertadamente incluido en el mismo volumen, así como resulta muy recomendable leer la Nota de la Traductora, que ocupa las páginas 16 a 25, en ambas lenguas.

No menos elogiables son las meridianas palabras del destacado poeta y ensayista peruano Miguel Ángel Zapata (1955), que bajo el título de En los colores del jardín ríe la vida (págs. 9 a 13) prologan esta imprescindible obra de Isaac Goldemberg, que tan brillantemente inaugura el año editorial desde el género poético. Destaca en uno de los párrafos el autor de Poemas para violín y orquesta: “El libro de Goldemberg está repleto de sonido y de sentido. Todo funciona. Cada encabalgamiento está atado al siguiente por vínculos que nos llevan a tratar de entender sus altos vuelos. El gusano saltarín… trae pensamiento, orden y desorden. La filosofía en estos textos deja una clara imagen del transcurso de la vida contra la muerte. A propósito, Giorgio Agamben ha dicho: Siempre he pensado que filosofía y poesía no son dos sustancias separadas, sino dos fuerzas que llevan al campo único del lenguaje en dos direcciones opuestas: el puro sentido y el puro sonido. No hay poesía sin pensamiento, como tampoco hay pensamiento sin un momento poético. Sentido y sonido son dos constantes en este libro tan lleno de vida como también de muerte”.

 

El autor

El poeta, narrador, ensayista y dramaturgo Isaac Goldemberg nació en 1945 en Chepén, Perú. Reside en Nueva York desde 1964. Algunas de sus publicaciones más recientes son: Libro de reclamaciones (Palma de Mallorca, 2018), Philosophy and Other Fables (Nueva York, 2016), Dialoghi con me e con i miei altri / Diálogos conmigo y mis otros (Roma, 2015), Remember the Scorpion (Los Ángeles, 2015) y Sueño del insomnio / Dream of Insomnia (Nueva York, 2021). Asimismo es el autor de El gran libro de América judía (antología de 2.240 páginas, 1998). En 1995 su novela La vida a plazos de don Jacobo Lerner fue reconocida por un comité de escritores y críticos literarios como una de las mejores novelas peruanas de todos los tiempos, y en 2001 fue seleccionada por un jurado internacional de críticos literarios —convocado por el Yiddish Book Center de Estados Unidos— como una de las cien obras más importantes de la literatura judía mundial de los últimos 150 años. Su obra fue traducida a varios idiomas e incluida en gran número de antologías de América Latina, Europa y los Estados Unidos. Entre otros reconocimientos, Isaac Goldemberg ha recibido el Premio Nuestro de Novela (1977), el Premio Nathaniel Judah Jacobson (1996), el Premio Estival de Teatro (2003), el Premio de Ensayo Luis Alberto Sánchez (2004), la Orden de Don Quijote (2005), el Premio Tumi a la Excelencia (2014) y el Premio de Poesía del PEN Club del Perú (2015). En 2014, la Casa de la Literatura Peruana en Lima presentó “Tiempos y raíces”, una exhibición/homenaje dedicada a su vida y obra. Goldemberg ha sido incluido en la lista de los “Autores iberoamericanos más estudiados en las universidades de Estados Unidos”, compilada por el Gale Research Institute. Fue director fundador de la Feria del Libro Latinoamericano de Nueva York (1985-1995), catedrático de la New York University (1971-1986) y profesor distinguido de The City University of New York en Hostos Community College (1998-2019), donde fue director fundador del Instituto de Escritores Latinoamericanos y de la revista cultural internacional Hostos Review. Es miembro numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y profesor honorario de la Universidad Ricardo Palma, de Lima, Perú.

 

NOTA

(1) El gusano saltarín y otros poemas / The leaping worm and other poems, ISBN 979-8368372303, traducción al inglés de Sasha Reiter, prólogo de Miguel Ángel Zapata, Editorial Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, Argentina, 112 pp., 2023.

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No está muerto (A lo mejor andaba de parranda)

  Jorge Etcheverry "No está muerto quien pelea” Me dijo Martín Fierro Pero así le fue Esa frase ha entrado Al patrimonio de la le...