Cuando los mamíferos se hayan ido
y las aves dibujen sus últimos círculos
sobre nuestras osamentas
--una miríada de guijarros blancos--
y los peces terminen de descomponerse
en la superficie de mares sulfúricos
ellos
los insectos
se seguirán multiplicando
acopiarán alimento
especializarán sus funciones
en minuciosas jerarquías
combinarán sus genes
quizás por millones de años
hasta que el azar
produzca una nueva inteligencia
bajo sus corazas de quitina
bajo la luz de un sol más grande
más cercano
en ese mundo nuevo
más viejo
crepuscular y caliente
más cercano
a su combustión definitiva