Jorge Etcheverry
Se dice que hay muchos cesantes. La provincia, o menor dicho la zona, se ha visto azotada nuevamente por la sequía. Ante la visita de las autoridades, los notables, haciendo eco de una antigua costumbre, han prometido esto, lo otro y lo de más allá. Los organismos comunitarios, las iglesias, han decidido levantar ollas comunes. Las mujeres descorazonadas, tendidas en sus camas en las habitaciones, sienten la oscura turbulencia de sus cuerpos, mientras dicen "Qué le vamos a hacer. Ya pasará todo esto". En el día tejen la tela de la vida cotidiana. Por las noches un demonio deshace el tejido. Con la madrugada que grita y levanta sus alas hacia arriba parten los hombres de sus lechos y se pierden por las calles. Dirigen imprecaciones y canastos hacia arriba, hacia Dios y hacia los pájaros.