Monday, August 26, 2024

Conversa con la poesía como a eso de las 7:00 PM


Jorge Etcheverry

La escucho, aunque me haga el distraído, miro hacia otras mesas, para hacerme el importante. Ahora me está diciendo “Claro, Jorge, mira, no toda la gente que escribe le pega a la teoría literaria o tiene un programa o una poética, etc., en su momento claro que había más tendencia a las discusiones, manifiestos, etc., claro que por otro lado que hay quienes dicen que el poeta entra en trance cuando escribe y claro, no sabe lo que dice, y si teoriza es mal poeta, porque la poesía y la cosa académica son como opuestos, te fijái, que lo intelectual es muerte y la poesía es vida, o más o menos así, oye, tenís que hacer un poema largo con varias voces sobre esto. Claro que ya estái viejo, cuando escribís te baja la tendonitis o te distraes. Mira, antes le echaban la culpa a las musas, a Apolo, claro, el tipo o la fulana que hacían poesía, como la Safo, me encantaba esa chiquilla, no tenían que andar haciendo manifiestos ni justificándose, claro, si total ahí estaba la inspiración y listo, y sanseacabó, pero pasa que después se nos mueren los dioses, o los semiíbidem y claro, ahora la responsabilidad es de los poetas solitos. Buena la del Rimbaud, Dios no existe, pero anda por ahí ese otro que es el que le dicta, él es el responsable y cuando hago poesía no soy yo es ese otro, me decía. A mí maní, como dicen los españoles. Otra chiva que han inventado, claro que más o menos nueva, es eso de que lo que hacen los poetas es reflejar eso que se llama “la realidad”, entonces eso los valida y los hace progresistas, nadie va a estar atacando o criticando o pelando alguien porque muestra las cosas que nos atañen a todos, que deben preocuparnos a todos, aunque claro, te digo que a veces escriben como el forro. Otros decían a veces decían que era el inconsciente el que les dictaba lo que escribían, o el azar, y claro, entonces lo único que tenían que hacer era poner cosas juntas en una mesa de disección y bla bla bla, para darte una idea, aunque tú conoces bien esa chiva. Y claro, que los surrealistas agarraron la papa, porque a la vez que se presentaban como rupturistas, nuevos, vanguardistas, agarraron cuestiones muy en boga entonces, de Freud o el inconsciente colectivo, harto establecidas, casi indiscutibles o de corriente principal,--mainstream—como dicen los gringos, tus anfitriones, y claro, como dicen por aquí, guardaban el queque pero al mismo tiempo también se lo comían, mascaban a dos carrillos, te guste o no, Jorge, y claro, pese a toda esa institucionalidad indiscutible que los respalda desde hace como cien años todavía se las andan dando de rebeldes los perlas, pero es el Parra el que saca trago entre toda la cebolla, además de que saca a la palestra eso que se llama el habla cotidiana, el humor, la ironía, etc. Mira, oye Jorge  tú te farreaste esa cosa del exilio, que es tan productivo, claro que ese es tu problema. Cómprate un celular para que pueda irte mandando textos chicos, con tanta cháchara se me seca la boca y tú no tenís ni cobre para pagarme un trago. Porque claro, a esta hora, a eso de las siete, The magic hour, como dicen por aquí, es cuando me gusta salir, y no voy a estarme tomando puro café, y menos contigo.

Tuesday, August 20, 2024

Relatos negros, nuevos cuentos de Luis Benítez

 


Prof. Dra. Susana Santos

 Violencia, engaño y muerte

Tres narraciones componen Relatos negros (1). Son “El amigo de Paraguay”, “El chico que sabía demasiado” y “El infierno bronceado”, según el orden del índice. Dicen de una especial destreza del autor para componer sus mundos y de una manera no menos especial para ofrecerlos, abiertos, a quienes lo lean. Desde la primera página la prosa de Luis Benítez (2), poeta, novelista, ensayista argentino, nos tiene y nos hace presentes.

Uno de los rasgos más característicos – y más amenos- del libro en su conjunto lo debe al que la construcción de las respectivas tramas narrativas vaya estableciendo entre dudas y preguntas un diálogo sutil pero jamás imperceptible. Que tiene como premisa que la verdad es un enigma - sostén del género policial como de la práctica psicoanalítica- y el que conocerla o desambiguarla es necesario sin ser imposible. Premisa que fue el punto de partida en la década de 1940 argentina de la colección de policiales “El séptimo círculo” y de sus creadores y directores, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Este último, en particular su novela El sueño de los héroes, es una sombra o luz tutelar que se abre camino en la oscuridad que los relatos de Benítez anuncian desde su título.

Los tres relatos de Relatos negros tienen en su centro narrativo el crimen. Pero ni sus móviles ni sus realizaciones ajustan este libro de Benítez en la categoría genérica de narrativa policial. Antes bien parece interesarle al autor cierta faz privada, parece seguir las reacciones de protagonistas que no se mueven en la esfera de la familia, la amistad o las relaciones amorosas. 

Mientras yo agonizo

¿A quién le cuenta el narrador protagonista de “El amigo de Paraguay” el episodio que ha vivido en una provincia argentina y que recuerda agónico mientras mira por una ventana que le ofrece la vista de la bahía de Guanabara envuelta en la niebla? En las aguas ve un pequeño velero, uno solo como solo está el moribundo, luchando contra la corriente, que intenta llegar a puerto, aunque acaso no sea algo que a él interese.  

En su desarrollo, este relato, cuyo marco nos evoca tantos otros de la historia literaria -de Faulkner, de Conrad, de Maugham, de Gide o de Martin du Gard, para citar sólo los de un mismo temple y una misma época-,  se centra en un momento de la vida de un ex policía paraguayo, degradado de la fuerza por haber dado muerte, en defensa propia, al Suizo, a Helmut von Schönhausen, al ‘Carnicero de Benso’,  al “amigo personal de tanta gente que tiene que ver con tu presidente” (el general Stroessner). Prófugo en Argentina, buscará ayuda en su padrino “ojitos pequeños y celestes, fríos como un pedazo de hielo”, un intocable que lo recomienda para una ‘tarea’.

Con un papelito de recomendación y una 38, el ex policía se dirige a Retiro para tomar el tren que lo llevará a destino: “El paisaje me estaba arrullando, mudo como era, y yo me estaba durmiendo y despertando cada vez más espaciadamente, confiando ya en que terminaría sumergido en un pozo negro y tan sin final como la llanura que parecía moverse fuera del tren”.

Llegado a la estación se encuentra con el Cholo, paisano de boina blanca que será el Virgilio de una seguidilla de alucinantes peripecias a la manera de un thriller. El siguiente encuentro será con el patrón, un hombre de pelo rojizo que le revela el propósito del contrato. Debe matar a Segundo Gauna, tan célebre como su Winchester, una leyenda local, un caso que “parecía asunto de otro siglo”. Los motivos del señor de esas soledades propietario y contratante se resumían en el de vengar la muerte a traición de su hermano, que -decía el patrón- Gauna había matado por la espalda en un asalto.

Como termina esta historia sólo se sabrá al final de “El amigo de Paraguay”. Sólo digamos que los perseguidores rápidamente se vuelven también perseguidos, y que todo mal amigo argentino puede volverse buen enemigo paraguayo. Y viceversas.

Cuento de clarividencia, de perversión y de muertes

¿A quién se dirige el funcionario de Hacienda e investigador innominado de una misteriosa organización que escribe el informe que relata el origen de la trama y ratifica el desenlace de “El chico que sabía demasiado”?

En su principio está la foto de un joven de veinticinco años muerto por su propia mano. Impone de manera obligada la pregunta ‘¿qué lo llevó a suicidarse?’ La respuesta la dará el vocero de una organización, en una villa al sur de la capitalina Madrid. Quien redacta el informe, funcionario de Hacienda y miembro de una organización, pasada ya una década, nos apela “Usted y su conciencia decidirán qué actitud tomar una vez que le hayamos informado lo que averiguamos al respecto, pero tome en cuenta que nuestra postura ha originado ya varias frustraciones en nuestras filas como para que usted se tome este asunto en solfa. No somos escritores, no estamos en condiciones de realizar ejercicios de estilo y que, si hemos elegido este medio para comunicárselo, ha sido meramente porque no nos ha quedado ningún otro recurso. La prensa, en su mayor parte controlada por aquellos a los que lesiona nuestra actividad, silencia invariablemente nuestras denuncias”.

El relato avanza con orden cronológico. Horacio vive con sus padres, Joaquín y Marta. En ocasión de su visita al prostíbulo acompañado por su padre para una iniciación “que cumplió como el que más” se reveló su dotación, para la videncia. Progresivamente codiciosos, sus padres instrumentalizaron estas dotes para ubicar objetos perdidos, anticipar cambios climáticos, y luego conocer de antemano números de lotería ganadores. Aquello que primero habían estimado como una monstruosidad, una anomalía que los llevó a consultar a desde médicos hasta una una curandera recomendada por la tía Sabina, derivaría en beneficios futuros para la familia. En rigor, solo para los padres que aumentaron sus depósitos de dinero, que diversificaron en variadas cuentas bancarias, para disimular la acumulación creciente. Y aún para evitar sospechas decidieron acumular efectivo en el desván de la casa. En ese cuarto del tesoro fueron creciendo los fajos de billetes, cuyo origen era una suerte excesiva, imposible, un niño aislado en su habitación, con más contactos con los hechos futuros del mundo que con las cosas concretas de su presente.

El informante que redacta el informe que leemos, y en el cual consiste “El chico que sabía demasiado”, dice no ser un escritor. El autor de Relatos negros, que en la dedicatoria de su libro evoca otra, a otro miglior fabbro, sí lo es, y el desenlace del relato está reservado a su última, definitiva, abrumadora línea final.

Esto no es el paraíso

¿A quién se dirige la confesión del adolescente autor de los asesinatos ‘en serie’ que se suceden en “El infierno bronceado”? Un cuádruple crimen en Almejas, con su playa frente al océano Pacífico. Y uno de los muertos es un hombre mayor, de pelo canoso. Por sus vinculaciones con la legación diplomática italiana concita en particular la atención de la Policía. En el lugar del crimen, un oficial de la Fuerza se roba una cadenita de oro. El autor, Luis Benítez, lo sabe, porque esto sostiene a su narrativa: todo restablecimiento del Orden conlleva su contradicción.  Y nos  evoca tantos relatos chilenos de confesiones de criminales, desde Hijo de ladrón hasta Eloy o El río.

El pendejo Simpson hablará bajo la insinuación de los golpes y de la picana en ‘El cuartito’  con techo de lata ardiente por el sol del verano. Dice que conoció al Vago, autor intelectual del frustrado robo hace tres veranos cuando le compraba marihuana. Fue el Vago que planificó el fallido robo en la casa de la familia Schenone, cuyos integrantes (el diplomático, su hija y su anciana madre en silla de ruedas) impensadamente regresaron de la playa. 

Codas

¿A quién se dirige el narrador de cada uno de los Relatos Negros? No a todos en general, sino a cada lector en especial. Y su consecuencia es su logro: un espacio para la revelación propiciado entre la confesión y la confidencia. En las respectivas secuencias de los hechos, el lector es menos el anónimo testigo o el casual escucha de una historia que le cuentan a otro que interlocutor de un discurso reservado. Así nos enteramos de las evocaciones de un hombre que agoniza “El amigo paraguayo”, la revelación de un secreto por parte del narrador de “El chico que sabía demasiado” que es el secreto del narrador (y de la narración) y la confesión de un asesinato sin premeditación narrada en frío, consumada la furia sin alevosía, por el adolescente que oímos, cuya voz leemos en “El infierno bronceado”.

El narrador de “El amigo paraguayo” hace girar la historia: el rememorar de una conciencia lúcida en sus próximos últimos momentos le advierte que hay cosas que no se comprenden. “El chico que sabía demasiado” desarrolla en simultáneo a los hechos narrados el proceso de escritura de un informe que trata la vida de un adolescente cuyo luctuoso fin sería el suicidio pero pareciera decirnos que toda representación del mundo no puede ser sino plural. El final “Infierno bronceado” nos dice de que se trata. Es un episodio contemporáneo en el revés de su trama, en las contingencias que lo constituyen una suerte de fatum, más que moderno, o posmoderno, que actualiza una ley estética. Se trata de literatura.

 

Prof. Dra. Susana Santos (3)

REFERENCIAS

(1)Ediciones Diotima, ISBN 978-631-90320-8-6, 122 pp., Buenos Aires, 2024. https://www.diotima.ar/

(2) El poeta, narrador y ensayista Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA), de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA) y del Centro PEN Argentina. Miembro Honorario y Asesor Literario de la Fundación Victoria Ocampo (Buenos Aires). Su obra literaria le ha granjeado numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Premio de Poesía de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003), el Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007) y el Tercer Premio Municipal “Ricardo Rojas” de Novela (Buenos Aires, 2022). Es considerado una de las voces más destacadas de la poesía argentina contemporánea y referente de la poesía latinoamericana actual. Sus 45 títulos de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. En 2023 la cineasta argentina Ileana Gómez Gavinoser filmó “Luis Benítez y el mundo de la poesía”, una biopic galardonada en festivales cinematográficos de España, Francia, Macedonia, Reino Unido, Singapur y Turquía como mejor largometraje documental. En 2024 se han publicado dos ensayos -el tercero y el cuarto de los editados en Argentina- sobre su obra poética: Luis Benítez, una poética de la indagación, del crítico y narrador Osvaldo Gallone, editado por la Fundación Victoria Ocampo (Buenos Aires, 100 páginas) y Luis Benítez. Historia Nacional, del Prof. Juan Sebastián Rodríguez Maza, publicado por El Arte de Leer Ediciones (126 páginas, Mendoza Capital, provincia argentina de Mendoza).

(3)Doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires, investigadora y docente universitaria de Literatura Hispanoamericana en grado y posgrado, especialista en estudios andinos, Susana Santos es autora de libros y artículos sobre la historia, las sociedades y las culturas de América Latina.

 

 

Friday, August 16, 2024

Un poeta serio


 Jorge Etcheverry Arcaya

Entonces agarré mi paraguas y mi sombrero, salí del café, un poco triste por mi amigo condenado con esa maldición de ser un poco demasiado serio, no tan especial entre los intelectuales de América Latina, donde ser un escritor le puede deparar a alguien unas cuantas onzas de plomo, uno o dos metros de cuerda, algunos tatuajes gratuitos, como lo pueden atestiguar algunos escritores latinoamericanos que vieven ahora en este país (Canadá). Y no le ayudaba mucho a Arthur (Arturo) ser un tipo que no conocía el arte de la charla, de la conversación informal, la que no le es ajena a los pueblos anglófonos como pudiera creerse, y que perdura en los últimos refugios que quedan para el espíritu inglés, es decir Canadá y tal vez algunas partes de Australia y ciertas áreas pequeñas de Valparaíso, agregaría Arturo, que jura que algunos de los individuos británicos más característicos pisan los acantilados y cerros de ese puerto tan famoso, como testifica que lo haya nombrado patrimonio universal la UNESCO. Y no creo que tenga que hablar sobre él en tiempo pasado, ya que por el momento esta persona que he mencionado sigue viviendo y coleando, debido a la calidad indiscutible de su verso, y también a su extrañeza, que suele molestar a algunas de nuestras plumas más meritorias hasta el punto de que las hace fruncir el entrecejo

Thursday, August 15, 2024

Comunicado de la Stasis

El capitalismo florece y se mantiene en la pluralidad de estados, naciones, territorios autónomos, etc. El sistema capitalista en su avance y consolidación, degrada y desintegra a los países en conflictos éticos, étnicos, religiosos y territoriales que pasan a reemplazar las luchas sociales de clase. Solo un "socialismo de salvación", que puede integrar acaso elementos del "socialismo reivindicativo" que existe hoy en día, representado por partidos de izquierda, asociaciones comunales, etc. podría cambia este estado de cosas, pero si bien las condiciones subjetivas se aceleran exponencialmente, las condiciones subjetivas se desvían, desaparecen o se disgregan. Entendámonos, no por culpa de los sujetos sino de las condiciones que determinan su actuar y su discurso. Sin embargo sería posible una praxis que aproveche plenamente el estado actual de la tecnología y la ciencia para ocasionar cambios en la supra e infraestructura, modestos pero cumulativos, encaminados hacia el Socialismo de salvación, que adoptará la Stasis, es decir 0 desarrollo económico, 0 aumento de la población, el control total de la interfaz hombre-naturaleza, la desaparición del modo de vida agrario mediante la introducción de la ciudad verde. Este socialismo tenderá a ser cibernético, poniendo la mayor cantidad de tareas de administración y gestión a cargo de la inteligencia artificial. El nombre “Socialismo de Salvación”, alude a la adopción o generación de este modelo de sociedad humana para evitar el desaparecimiento de la especie como entidad civilizada.

Tuesday, August 13, 2024

De poetas y Rosas

 Jorge Etcheverry

Huidobro se reencarna
Se relee se reescribe
“Poetas
no le cantéis a la Rosa
hacedla que haga un estriptís
en el poema
Que la poesía sea
un antipasto mixto
de variados quesos y cecinas
Y de postre flan
alfajores macedonia
No más esta ensalada
de miel y de cebolla


Friday, August 9, 2024

Arpillera


 Juana Petra Soler

Los pedazos de paño
del verde al pardo
La tierra que da
La que espera dar
Los pájaros de pañolensi
lo sobrevuelan todo
Esas hebras de lana que son surcos
no sé si poner pedacitos de lata
en lugar de estrellas
Un vuelo de encajes semejando olas
Un sol no muy rubicundo
es un botón de hueso
del abrigo de mi abuela
El universo de fondo
es de osnaburgo
Estos dedos rojos
Medio gordiflones
Que lo hicieron todo
No tienen velas en este entierro

Friday, August 2, 2024

Apuntes sobre “Viene junto con” de Rolando Revagliatti

Alejandro Méndez Casariego

 


Como quien exhibe en una feria de atracciones un fenómeno extraordinario, Rolando Revagliatti abre la cortina, en este libro, a una realidad cruel y fascinante. Una posible conjetura se insinúa desde el principio: nada es más cruel y fascinante que la existencia. Mirada desde cualquier ángulo, la presencia, la proliferación, el comportamiento de los seres y las cosas, no resiste una prueba de justificación, de sentido suficiente. Por el contrario, es materia de perplejidad, estupor y consecuente sarcasmo. A partir de allí, todo será motivo de asombro. Pase y vea.

Revagliatti monta un laboratorio en el que, con obsesiva minuciosidad, separa los elementos de este absurdo y vuelve a combinarlos, tomando como punto de partida elementos del habla cotidiana: lo obvio, la frase trillada, el adjetivo erosionado por el exceso de uso; apela a la anécdota trivial, al lugar común, a lo remanido y perogrullesco. Con prodigioso ingenio, transforma todos esos elementos en una rica cantera de significantes y significados. Esta materia prima le permite armar un artefacto poético increíblemente eficaz. De este rico inventario de elementos elegidos es, sin duda, la palabra, el vocablo en sí mismo, el principal recurso, el escalpelo con que secciona, extirpa, mutila y modela estos textos.

Como experto que es en este oficio, sabe muy bien el autor, que la palabra, cuando se carga de excesiva precisión tiende a virar hacia el grotesco; aislada, aspirado el contexto hasta el vacío, la palabra precisa se puebla de significados abrumadores, desmesurados, abrasivos. Es así como en el ejercicio de separar las palabras de la profusión de eventos y circunstancias que habitualmente la rodean y la completan, de usarla como un elemento móvil o adecuable, en medio de cierta, muy deliberada, desolación argumental, o de arriesgarla, en un solo texto en sus distintas acepciones, se produce, por desplazamiento, por inversión o por contraposición, una sensación de extrañeza, al revelar sus significados más secretos e insólitos, su más cruda y dislocada versión. Y es esta cruda, dislocada versión lo que Viene junto coninvoco aquí el título y, copiando el estilo del autor, utilizo la frase – estos perturbadores y magníficos poemas.

Esta asombrosa ingeniería demanda una exhaustiva recuperación (¿restauración?) de vocablos de distintos orígenes: jergas de oficios, arcaísmos, habla callejera, lunfardo, y todo territorio hablante. Ejerce sobre ellos una clasificación detallada de sus posibilidades, aprovecha su condición ambivalente de riqueza expresiva y vacuidad, juega con la polisemia, la paronimia y la ambigüedad. A partir de allí nos instala frente a la palabra como sujeto: el yo implícito está, de algún modo, desdibujado tras el protagonismo tiránico de la palabra. Yace a su merced. Sera vapuleado por ésta, especialmente cuando se trata de adjetivos estratégicamente dispuestos para atribuir y al mismo tiempo escamotear cualidades de ese casi siempre conflictuado yo, que es quien predomina en estos textos como persona narrante. Respecto al tema de la persona narrante, creo que se justifica apelar a unos párrafos que utilicé en una reseña escrita hace unos años, sobre otra obra de Revagliatti : “Sin juzgar - porque ese es otro de los secretos que no se puede, ni es necesario, desentrañar – la forma en que el poeta se involucra personalmente en los temas, considerando el uso, como recurso o como verdadera comunión, de la primera persona en la mayoría de los poemas – cuando hay un tercero, en general, es un tercero referido a uno - se percibe una íntima solidaridad, no tanto en el sentido de compartir los variados – y a veces aborrecibles – puntos de vista de los sujetos retratados, sino en el conocimiento profundo, a veces implacable y siempre minucioso de la condición humana.”.

Pero estemos atentos: como un prestidigitador nos conduce, con sigilo y sin ninguna inocencia, a una trampa magistral. Valiéndose de la fascinación a la que somos transportados por estas piezas sonoras, dijes visuales, esquemas melódicos, articulaciones de vocablos que tremolan y repican, construcciones que ya en sí mismas constituyen una creación poética de altísimo valor, va colando lo que podríamos considerar una especie de ética antitética: la confrontación, por contraste, con aquellos personajes patéticos, desorientados, desmoralizados, que encarna ese yo que narra, sus peripecias y cavilaciones, sus comportamientos en los que podemos reconocernos o imaginarnos, actitudes que nos retratan en nuestros menos confesables momentos, pensamientos que nunca decimos en voz alta. Porque Revagliatti, como un voyeur, observa y captura conductas, sin juzgarlas, toma nota de ellas con paciencia de entomólogo y con sus matices, sus pliegues y singularidades elabora poemas de una llamativa perfección: certeros, filosos, contundentes, bellos. Y si, también, y sobre todo, conmovedores. Porque se adivina en ellos la mano severa que exhibe sin pudores, la mano certera que describe con fidelidad, la mano amorosa que elabora con comprensión y apenas disimulada ternura.

Viene junto con es, en mi opinión, un libro de poesía que se merece ser leído, pensado y vuelto a leer. En cada lectura encontraremos siempre algo nuevo, algo que nos inquiete o nos ponga en alerta; despejaremos una duda y se nos abrirá otra. En mi caso un libro de consulta, que por un largo tiempo permanecerá en mi mesa de luz.

 

Alejandro Méndez Casariego

_____________

“Viene junto con”, Editorial Leviatán, Buenos Aires, 2023, I. S. B. N. 978-987-8967-31-8, 112 páginas.


 

MUESTRA POÉTICA DEL LIBRO


El aguafiestas

Al aire puro y festivo
le aportó su lluvia de verano
esa estructura narcisista no sicótica
que vengo a ser


En algo hay que creer

¿En transpirar la camiseta?
¿En la insobornabilidad de mis delegados?
¿En un lecho clásico, de rosas?
¿En los ajustes de cuentas?
¿En el más acá?
¿En la supremacía de los recalcitrantes?
¿En los valores perdurables?
¿En lo que subyace, en lo que subsume?
¿En el expansionismo?
¿En lo que
viene-junto-con?


*


El mundo que me perdí


Despliegues que me perdí
compromisos que me perdí
aprendizajes que me perdí
equilibrios que me perdí

Demasiado enajené
y lo que enajené
echo de menos
No lloré en su momento:
salí corriendo

tras
lo que
me perdí.


*

Yo sí que tengo algo grosso con la noche

La noche me encima
me compele
la noche me vigila

¿Qué atribuyo a esa vigilancia?
¿Y qué vulnera?
¿Consigue vulnerar por un reclamo ínsito?
¿Dónde se formaliza el reclamo?
¿Es firmado e impartido por quién?
¿Hay un sello?

Está sellada
mi vigilancia
del vigilante.


*

Del claudicar

Como todos
nació sin terminar
Creció sin terminar
de hacerse

No pudo, no aguantó
renunció al infinito hacerse

Y así siguió por siempre
cumpliendo rituales, burocracias
más o menos plagado de ademanes sociales
e impromptus antisociales
cumpliendo con sumatorias onomásticas
esas inevitabilidades propias
de alguien muy cumplido:

inevitabilidades esquivas
a los procesos de terminación.


Ninguneo

                                                                     “No habrá ninguna igual, no habrá ninguna,

ninguna con tu piel ni con tu voz”
Homero Manzi

                                                                                                                                 

No habrá ninguneo igual, no habrá ninguneo
ninguneo con mi piel ni con mi voz

Y hasta donde se sabe
este aire tanguero me lo banca
en su indolencia

la testaferro del encono.

 

*

En un intento

En un intento
por burlarse de mí
objetaron
mi pavoneo

Mi pavoneo
objetaron
burlándose

¡Logrado!
en un solo intento.




La poesía de Claudia Ainchil

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