Araceli Otamendi
Hay títulos que
son, en sí mismos, un poema. Y ese es el caso de la nueva obra del poeta
argentino Rolando Revagliatti: “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”.
Con una jugada literaria tan audaz como brillante, Revagliatti une dos
universos aparentemente distantes para crear un campo de fuerza poético único.
Este juego
intertextual, marca de la casa en la poesía de Revagliatti, se extiende a una
portada que es puro concepto: una ilustración presenta a una mujer desnuda, tocada
con una cacerola como sombrero, portando una pava y una sartén. Una imagen
poderosa que dialoga sobre lo doméstico, el deseo y el surrealismo cotidiano, y
que prefiero describir con palabras para invitarlos a descubrirla en la versión
física.
Un libro indispensable
para los amantes de la poesía inteligente, el juego de palabras y la cultura
que desafía las convenciones.
La chispa de la
contradicción: del cumpleaños infantil al drama de Tennessee Williams.
El título actúa
como un imán que atrae dos significados opuestos. Por un lado, evoca la
inocencia (y el humor negro latente) de la canción infantil de cumpleaños “Ojalá
que te pise un tranvía”, un supuesto ‘buen augurio’ cantado con picardía que
todos hemos coreado. Por el otro, choca frontalmente con la solemnidad y la
pasión desgarrada de “Un tranvía llamado Deseo”, el clásico teatral de
Tennessee Williams llevado al cine con la inolvidable actuación de Marlon
Brando.
Esta colisión no
es casual. Es la esencia misma del libro. Revagliatti toma lo cotidiano y
popular -el festejo, la ronda de niños- y lo tensiona con lo canónico y
dramático de la alta cultura. El ‘tranvía’ deja de ser un vehículo de simple
augurio para transformarse en un símbolo de destino, de pasiones arrasadoras,
de ese ‘deseo’ que, como en la obra de Williams, puede ser tan destructivo como
vital.
Los poemas reunidos en este libro se
caracterizan por:
Juegos de
lenguaje: Una manipulación lúcida y humorística de las palabras.
Mirada sobre lo
cotidiano: La capacidad de extraer profundidad de los momentos y objetos más
comunes, con ironía y afecto.
“Ojalá que
te pise un tranvía llamado Deseo” no es solo un libro de poemas; es un artefacto cultural que invita a
releer nuestras tradiciones lúdicas, una nueva luz, a encontrar el drama
en la esquina de la fiesta y la poesía en el cruce de calles donde pasan,
simultáneamente, la infancia y el deseo.
El libro tiene
un texto de José Emilio Tallarico a modo de epílogo: “El tranvía en cuestión”.
Transcribo a continuación un fragmento: “Voces diversas (¿vocinglerío?),
fragmentos que deben haber quedado entre los rieles del tranvía en cuestión,
ese al que Blanche subió huyendo de sus fantasmas para terminar en un hospicio.
Que te pise un
deseo: no sé si es mi deseo. Si tal deseo arrolla, “descuajeringa”, se torna
inmanejable, no sé si lo deseo.
Tantas veces nos
ponen sobre aviso. Porque pueden hablar de la crueldad, del sufrimiento pequeño
o no, de personajes verosímiles o no y, en todo caso, activar el desconcierto.
‘El Revagliastés’,
poema que cierra el libro, acaso busque desconcertarnos también, erigiéndose en
tamiz, en disyuntor de la violencia alcanzada, en suavizante del
fragor que corona”.
“Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”, Editorial Leviatán, Buenos Aires, 2024.
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