Monday, December 28, 2020
Preciosauria
Jorge Etcheverry Arcaya
Ella se desplaza enorme y grácil—ondean los helechos altos—el sol grande y joven seca instantáneamente la pátina húmeda de la selva interminable— las dinoplantas, helechos, araucarias, cipreses y pinos, magnolios—se despliegan ansiosas de luz y radiación mientras sus raíces absorben los minerales de la arcilla rojiza, del cieno verde—la constante evaporación, el brote de flores de pétalos gruesos enloquecen a bandadas de megainsectos que sorben sus zumos o caen presos en trampas multicolores y viscosas.
Ella, la más ágil de su especie, desplaza a su paso ramas rotas, se hunden sus patas en diversos tipos de cieno. Diminuto seres volátiles entre aves y reptiles consumen sus parásitos, mantienen limpias sus escamas iridiscentes que brillan húmedas bajo un sol caliente. Inclina el largo cuello, ingiere flores y ramas, que bajan a medio masticar hacia el vasto estómago para que sus gastrolitos, pequeñas ´piedras que alguna vez tragó, completen su desmenuzamiento, su particularización
Sus huevos determinarán el futuro de su especie y de otras por venir—su cerebro sueña mientras intermitente duerme atravesando miasmas y manglares—viendo en mente un sol más frío un año más corto—una tierra pelada por la que discurren manadas frenéticas—pequeños bípedos que en el ocaso del planeta se lo comen todo bregan entre ellos—desaparecen y dejan una capa tenue de energía que vibra y rodea el planeta como una segunda atmósfera
Wednesday, December 23, 2020
Último minuto
Jorge Etcheverry
La Organización Mundial de la Salud
viene de confirmar
la lista
de síntomas
de una
nueva variante del Coronavirus
recientemente
detectada
Algunos
de los mismos
se
pueden dar en forma separada
o en
conjunción con otros
y la
intensidad dependerá de circunstancias diversas
como por
ejemplo la edad
las
condiciones preexistentes
el nivel
general de salud
y sobre
todo el tipo sanguíneo
El o la
afectada sentirá molestias
al
exponerse a la luz del sol
que
pueden ir de un malestar general
a un serio sarpullido
Habrá
sopor diurno, insomnio
que
sufrirán un incremento paulatino
a medida
que avanza la infección
Algunos
pacientes muestran avidez
por
líquidos salados
confiesan
tener sueños
en que
beben sangre
Saturday, December 5, 2020
Dos poemas intergenéricos del poeta Jorge Etcheverry
En la conferencia
…En la época contemporánea me parece que hay un vacío de lo que bien podríamos llamar “cultura popular”—la niña que tengo sentada al lado cruza las piernas, se baja un poco la falda negra que con ese movimiento se había puesto a trepar por los blanquísimos muslos—en el sentido de un mundo re(de)velado para lo que, podríamos decir, sería un pueblo histórico, al menos dentro de una sociedad capitalista, que se encuentra en expansión global—me vibra el celular en el bolsillo pectoral interno de la chaqueta. Por enésima vez. Le dije que no me llamara, que no iba a andar en nada, que no me iba a pasar nada, que iba a estar en una conferencia—entonces, así viene a ocupar su lugar una nueva “cultura popular”, que me parece que está usurpando en una comercialización sin sujeto las técnicas y los discursos artísticos—la niña de negro sentada a mi lado, se aburre, juega con unos guantes de cabritilla, también negros, que no tienen ninguna utilidad práctica en esta mañana templada tirando a calurosa—y así creo que se produce una mímesis que subyuga al público, pero no devela mundo ni anuncia futuro—esto se está alargando mucho, tengo hambre, tengo que ir al baño—sino más bien liga el inconsciente de las multitudes a las convenciones semánticas, axiológicas y formales del sistema—no me puedo aguantar más, permiso señorita (estoy que me meo).
Sueño y vigila
En el sueño, las posibilidades no existen. Son—amanecí cansado y enfermo, a cada rato en la noche me despertaba para toser y vomitar bilis (creo, por el color)—podemos decir casi sin lugar a dudas de que en el mundo onírico no existe mediación, distancia entre el hombre y su objeto—lo que pasa es que a mi edad, pare evitar despertar en la noche y ponerme a pensar prefiero tomarme una botella, fumarme unos puchos antes de irme a la cama—la cualidad o cualidades del sueño derivadas de lo que decíamos constituyen lo maravilloso—es un buen ejercicio de concentración en la mañana después del primer café o tomándoselo tratar de leer en mala traducción un engorroso artículo de un autor alemán cuyo nombre omito—lo maravilloso es el acontecer, en medio de la realidad, de la coincidencia del ser humano con su objeto, es decir, consigo mismo—ahí sí que me quedé pillo, sumamente contradictoria la frase. A lo mejor soy yo, me voy a tomar otro café aunque el café es diurético y te hace ir al baño a cada rato—En el mundo de la realidad, cuya esencia es el estado de vigilia, lo maravilloso tiene carácter esporádico, fugaz y señalado—qué lata, qué grandilocuente, pero a lo mejor, como decía, es el traductor—Al juntar la máquina de coser y la mesa de disección, podemos, al sustraerlas de su medio natural, verlas a ambas—ya, me cabreaste, me voy al youtube a verme una peli de terror.
Tuesday, November 24, 2020
Three poems by Jorge Etcheverry
The Young Ones
The Rebel
He was the hardest among us. He borne the cold and the wind, the early rain and the sun as melted gold. He was almost skin and bone, as the peasants who came from the mountains to sell at the market told us
He was the loneliest man on earth. His words were not even listened by anyone. It seems that his brain was melted by the ray of the fate as soon as he was born. Even the traits of his face were eager to fly from our attention. Some among us even said he never existed
he died as a dog, the miserable, the doubly cursed, when they came asking for him we have already forgotten him. When they asked what he said to us, we discover he always spoke a foreign language
There was a man that dwelt among us for a time. Now he is gone
Silhouette
The man yawned, lying along the sidewalk of the street that was in reality all streets, either branching off or going infinitely ahead
The man, still lying sideways, rested his head upon his elbow and directed a brilliant eye toward the stars: the Three Marines, Alpha Centaurus, the Orion Constellation
The man tapped with his fingers the ground stretching under the limited length of his body, without giving him support, without showing him the way
The man closed his still tumescent hands, filled with the liquid of dreams
The man could feel his mind being filled with volcanoes of colour, with the muddled and multiple ways of the present, where each step is like walking on shifting sands (this is the law of the times)
The man felt his brain swelling with a sudden flux of blood that caused him to recall the fragility of his life, precariously enclosed inside his ribs, pulsing through his red muscle like an infinite pump
The man thrown upon the sidewalk, dressed in rags, smelling like an animal, saw the images of a past, populated with feminine voices, of pure skies crossed by birds, on a coast where they mixed with the turbid visions of the present, full of empty roads and intersection
The man thought: "Let them progress along bright
avenues, speaking in tongues they can understand, voicing opinions all will
stop to listen to"
Do not stop for even a second in front of houses to which you have not been summoned
Do not exercise your step or the joints of your legs on streets walked by others
For you there is no destiny under those stars, now paling before the rising sun that offers the chance of food and growth to even the most dismal herbs
After the dreams in which you speak with people who
articulate the same (nonexistent)
language
Acknowledge the inexorable dispersion of all meanings
Like chess without rules and countless pieces, the everyday world stands in front of you
Lock yourself in at this hour wearing the armour of the vegetable men
As of this date, you will not add your voice to our chorus not even in the guise of an experiment
Go back to sleep at the edge of the sidewalk, your head upon your bent elbow
Go back to your own forest instead of awakening to a world that has banished you
Friday, November 13, 2020
Razón, naturaleza y monstruos
Jorge Etcheverry
La razón cuando
sueña en una de estas no pare monstruos—solo incita y trae entidades a la
postre reales—enhebrando frisos de lo que algunos desde la racionalidad
económica llaman recursos naturales—entes que se dan a luz en ese sueño de la
naturaleza—y que se manifiestan en nuestro plano, perdónenme la cursilería, no
hice este lenguaje. Las alas de los pájaros cubren casi todos los sueños
últimamente. De la memoria surgen casi al despertar variados gritos de
canillitas desaforados voceando periódicos—ya no existen
Mezcladas
en torbellino con otras voces que anuncian mariscos en playas del norte —o
hilvanan coplas—mientras el tiempo se alarga como pasa en los sueños, no se
crean. El camino habitual y establecido por centurias nos fuerza a ir desde la
multiplicidad de los detalles a la en apariencia sólida abstracción que
abarcaría—dizque—todos esos detalles. Parece que hemos elegido el camino
contrario
Seguimos
la vía opuesta a la que predicaban los apóstoles de la súper conciencia—o de
esta última a secas—en lugar de fijarnos en el aquí y en el ahora
constantemente, para evitar el vagabundeo de la mente que convierte toda nueva
experiencia en rutina, nos dedicamos en nuestras horas de rodaje urbano a
componer estas líneas y otras cosas—mientras a nuestro costado y al frente se
multiplica la gente y pasan raudos los autos u otros vehículos a escasos
metros.
Wednesday, November 11, 2020
Reflexiones desde la Periferia
Jorge Etcheverry
Comentarios
Monday, November 9, 2020
Notas introductoria sobre la poesía hispánica, básicamente en América Latina
Artículo cuya versión original fue publicado en la revista canadiense Ygdrasil, que dirige el poeta y artista plástico Klaus Gerken
En el mundo
contemporáneo, la poesía es el género de elección del mundo hispanoparlante. Si
bien los premios Nobel no constituyen una instancia crítica universalmente
aceptada, sino más bien la coronación institucional, de los premios Nóbel de
literatura concedidos a poetas, 5 lo han sido a poetas latinoamericanos o
españoles. Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, Vicente Aleixandre, Octavio
Paz, Pablo Neruda (no en este orden) y existió un vasto movimiento en torno a
la candidatura al Nobel de literatura del antipoeta chileno Nicanor Parra. Las
tendencias y estilos de estos poetas abarcan prácticamente todo el espectro de
las subdivisiones del género de la poesía, yendo de lo lírico a lo épico, y
llegando a negar la poesía misma, o a postular su negación, en la encarnación
poética llamada 'antipoesía', término acuñado por Nicanor Parra.
En España la
poesía castellana tiene que dar espacio a la poesía catalana, gallega y vasca,
que proclamó, en una antología, que "no es ajena, sin embargo, a una
tradición: la de la gran poesía de todos los tiempos" (Antología de la
poesía vasca, Vicente Núñez, 2004.). En Israel se publica poesía sefardita en
idioma ladino, variante del español arcaico. La estimativa post moderna
reivindica, o intenta hacerlo, las diversas manifestaciones de la poesía
aboriginal, popular y la oralidad. A manera de ejemplo, se hace poesía indígena
en Chile y Guatemala, que vinieron a acompañar a la tradición ya establecida de
poesía en idioma quechua y aymará en Perú y Bolivia. Surgen en México los
poetas de Chiapas. Se mantiene el vínculo histórico y tradicional en América
Latina entre la poesía y la política. Recordemos el papel que a este respecto
había jugado José Martí, o hasta hace poco Roberto Fernández Retamar, patriarca
de la institucionalidad revolucionaria cubana, y por ende de su fuerte
influencia en el plano de la cultura en todo el mundo hispánico, a través de
Casa de las Américas.
Los golpes
militares y guerras civiles de los 70 en adelante en América, los vaivenes de
avances y retrocesos en las luchas sociales y culturales latinoamericanas
posteriores, hicieron que se sumaran a la inmigración española en Canadá, en
gran parte republicana y herencia del franquismo, comunidades primordialmente
exiladas, con bastantes miembros de las élites culturales, cuya inmigración o
exilio a Estados Unidos, muchas veces detrás de esos eventos políticos, no
hubiera sido ni deseada ni aceptada.
Friday, November 6, 2020
Wednesday, November 4, 2020
Jorge el Etcheverry, truhán de géneros. Primera Parte. Transferencias: de la epopeya a la utopía en el texto urbano
José Carlos Sánchez Lara
Decir, “Los textos de Jorge Etcheverry son a la poesía
chilena lo que los films de Tarantino a Hollywood”, ahorraría
algunas páginas. Dirimiríamos debate surgido en torno a autor tan problemático.
Actualizaríamos lo paródico, el
sentido “rompedor” dentro de su obra. Aunque en rigor, para establecer aquella
figura (Los textos de Etcheverry son a la p. chilena lo que los
films de Tarantino, etc.) se impone “viajar”. Retrotraernos al Chile
del año 22. Allí encontraríamos orígenes de un arte
que se consolida a través de una multiplicidad hablativa
(sic), genérica. Por “transporte” la figura se volvería creíble, ya que 1922 es
año axial para la literatura del país. Ese año Pablo de Rokha pública Los
gemidos. Sin este volumen no hay poesía de vanguardia en Chile. Lo
demás cae por su propio peso. Devenir lo opuesto a reglas de un
organigrama. Dejar de repetir como las radios, las pulgas, las cotorras (que es
lo que los intelectuales hacen). Pero no Quentin T. (quien se reitera a sí
mismo hasta borrar las límites de la cinematografía).Pero no Etcheverry Jorge
(quien para existir se convierte en mujayin de los objetos literarios). Su
evasionismo se origina en un participar “afuera”. En un volverse habitable en
el reborde de los géneros.
.Indica el Larousse: “VIAJE: m. Jornada de un país o de un punto a otro. Sinón. Expedición, exploración, peregrinación, traslado. // Escrito donde se relata lo que ha observado un viajero. // Ida y venida de un lugar a otro: llevar una carga en dos viajes.//Agua que se conduce por cañerías para el abasto de una población.// Taurom. Derrote”.[1] Este ensayo quiere subscribirse a la segunda y tercera acepción. De ser posible trabajar sobre una analogía (sin interrumpir las asociaciones del que lee). Ida y venida=Memoria; carga=Poema; dos periplos =referentes Sociales y Estéticos. Etcheverry “mete” en un fardo su dolor. Parte del padre (Rokha-Chile-Dictadura) hacia el monstruo (Exilio-Ottawa). Por ende, Evasionista es aquel que huye de su padre (de lo trágico, del recurso textual, los géneros). Podemos comenzar.
.Seguramente la lectura de Neruda y Vicente Huidobro activó en la calología un pensamiento de recuperación, de porvenir: un claro. Se enfrentaba al ser consigo-mismo. O asistíamos a un fondo preterido en juventud. Aquellos “lindes” del poema. Palpaciones donde fluye “lo inicial de uno” (sic): tus palabras fuertes del idioma. Entonces sólo había que “atender”. Palpitar era lo grave. Lo decían, por ejemplo, tres líneas: “El padre eterno está fabricando tinieblas en su laboratorio / y trabaja para volver sordos a los ciegos. Tiene un ojo en la mano y no sabe a quién ponérselo. / Y en un bocal tiene una oreja en cópula con otro ojo.”[2] O cuatro, magnificas: “Por eso el día lunes arde como el petróleo / cuando me ve llegar con mi cara de cárcel, / y aúlla en su transcurso como una rueda herida,/ y da pasos de sangre caliente hacia la noche”.[3] Incluso una: “No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza”.[4] Pero un día apareció Pablo de Rokha. Poeta-forajido que irrumpía “abriendo a patadas el silencioso e inmovilizado templo del arte por el arte”.[5] Ocurrió cuando intuimos que la “intrusión” de Huidobro era suficiente por anómala. O porque la tradición, a pesar de sí misma, “insistía” en desprogramar “aquello”. Sin embargo, al prorrumpir, esas imágenes centrales de la Estética (regla-ruptura) se diluyeron, o interpusieron una sobre otra, creando placa que impedía la ojilectura, el volver. Se habían “roto” nuestras captaciones del poema. Sustraer o alimentar. La recuperación se deslió como vinagre en agua. ¿Habría que “zurcir” otros “yo-soy”? Porque fue inútil raspar, con el dedo que proyecta la extrañeza, sobre algunas superficies. Ante la propuesta de Rokha, perdimos nuestra utilería crítica y éramos ya un sitio con ninguno. ¿Qué hacer con aquel salteador de caminos de la literatura hispanoamericana? ¿Dislocarlo? ¿Convertirlo en pieza de boicot? Así fue. Los pocos facsímiles que se venden de Los gemidos no sobrepasan diez ejemplares. El resto sirve como papel de envolver en una carnicería. La mejor escritura del país no tenía otra utilidad, en apariencia, que almacenar mondongo, y cuartos de vaca. Denostador de la medianía y raquitismo que ––––proveniente de Europa––– se hallaban residenciados en la poesía de su época, produjo un arte tan insolente que fue atacado con ferocidad. “Cobraremos duro”, parecía recordarle la intelligentzia chilena con cada exención de antologías, con cada denuesto que cuestionaba sus orígenes, con el ninguneo y chisme que son las armas predilectas del teórico. Los profesores y poetas engominados no le perdonarían su novedosa y corajuda estética. ¿De dónde sacaba inspiración aquel muerto de hambre? ¿De cuál destrozo, de qué espina en el tímpano? Aquel que “recién inaugurado en plena juventud, se había transformado en un dolor estético”[6] debía, intelectualmente, morir. El dictamen, unísono, clandestino, fue elaborado con astucia. Se le redujo al anonimato. Con actitud mujeril le exceptuaban de ateneos, sociedades de autores, y sobre todo: de innúmeras colecciones de poesía chilena con que los magísteres culturales justificaban su manutención. En ciudad de ideólogos, rectores con expectativas, ya era suficiente con Neruda. Así que en la aurora gélida del 10 de septiembre de 1968, el viejo iconoclasta se mató. ¿Qué importaban otros gritadores: Parra, Gonzalo, Lihn? La Rectitud terminó de conformar su Morfología del Espanto. El espécimen de “gestos cuadrados como retratos”, de “gestos polvosos como borricos”, el espécimen “que vive, que defeca, que está absolutamente casado con doscientos kilos de carne imbécil / y canta, / y llora, / y corre, / y hace chiquillos sin cabeza, / y dice gruñendo: “la ley, la justicia, la belleza de los cielos abiertos”[7], se declaró a si mismo triunfador. Este sería en síntesis el drama del más grande poeta de Chile (exceptúo a Nicanor a quien Rokha solía llamar: Un pingajo del zapato de Vallejo).
.En 1961 Jorge Etcheverry descubre Los gemidos. El encuentro con la maquinaria rokheana fue concluyente para que este joven anarquista (con formación académica y testigo de una contracultura) adopte la poesía como lugar de revisión histórica. Aquel texto agudiza su ya dilemática relación literatura-poder (uno de los tópicos en su obra poética y ensayística). Su lectura activa una conciencia de lo autónomo. Así Borges ante Lugones, la “aparición” del suicida lo enfrenta a su chilenidad (a ese apósito que es nuestro destino sudamericano dentro de la zanja atravesada, hibrida, de las artes continentales).
.
“No
mencionemos siquiera las Iluminaciones, Una estadía en el Infierno.
Dejemos
por el momento de lado al viejo Eliot. Reconozcamos
a
potencia desmañada del viejo De Rokha”.[8]
.
En inicio, idéntico desprecio por
el “espécimen de las aulas”, por burócratas y rectores de actitud
oblicua, lo vincula al padre nefando. En el santiaguino, pese a
todo, la crítica es ambigua. El manejo de la ironía, como elemento
“descomponedor”, adquiere una significación que recubre una
ideología y una burla (incluso contra el hablante).
. “Empuñando en la mano, metida en el bolsillo, una imprecación / o una lucha implícita contra las otras especies animales / El vaca / El burro / El chancho / El rata / El pajarito / El buitre / El reptil y el sapo, las despreciables cucarachas, las / urracas parlanchinas, el camaleón, mamá, el camaleón, / el gusano (en sus dos acepciones)”.[9]
.Y es que J.E. agregó a aquella contundencia: apunte filosófico, ironía cínica, teatro. Percusionó sobre una vitalidad, sin dudas que pleonástica, hasta anestesiar lo trágico. Así extraía un tosigo, un jugo que usaría para simular todo un carácter. Del background heroico de Rohka (virtuosismo adjetivador o desmesura que, obsedida por aislamientos, “conseguía transformar en arte hasta los más terrestres y vegetativos objetos” del entorno[10]) monta una película donde sus personajes deliberan sobre el porvenir, las revoluciones, lo urbano como maquinaria. La ciudad deviene universo irrepresentable por el “hondo discurso”. Se trata de escrutar en la particularidad de lo chileno, no ya desde lo sanguíneo y telúrico (desde esa ascendencia que es pura mítica). Al trascender los componentes con que Rokha fabrica su epopeya, aparecen rotativas: testimonios: fotos. Pedazos de secuencias filmadas desde un pub. Desde un lugar que siempre es “la noche, con o sin sus mirillas abiertas, con o sin injerencia alguna en nuestros asuntos”.[11] Pero la intensidad rokheana se mantiene; sobrevive en este cínico (mezcla de Diógenes-Burroughs) que lejos de integrarse, persiste en boicotear la literatura de concursos patrios. En El sopor de los pájaros (uno de sus grandes poemas) un protagonista que no es Ginsberg, Whitman ni Etcheverry, sino los tres, de repente surge. La denuncia es horrísona, aunque se escabulla entre la belleza, vigilante. (El tono escatológico se lo debe al poeta de Licantén).
. “He dado lo mejor de mí en los combates –––He marchado / largo tiempo entre las ruinas radioactivas de las ciudades, / con los pies envueltos en jirones, hostigado por el sol […] / con un bolso de ciruelas secas al costado––––– / “He recorrido las apenas calles marginales, vivido mucho tiempo / tendido sobre el huaipe decorado por las legumbres movientes / de las baratas. He aprendido a callar ante la mirada de los / perros […] a robar el carbón y / a cerrar los parpados de los flacos niños de vientres hinchados. / “Los escarbadores de tarros de basura, los despiojadores / de perros, los vagabundos sin piel y sin lengua, los jóvenes / delincuentes de masilla y harapos, las prostitutas de trece / años, con un olor picante a la altura del vientre. […] / la noche me encontró en un canal de fango y excrementos, / […] Hace tiempo, me acuerdo, de un fuego de carbones y huesos. / He conversado con las ratas”.[12]
.No hay dolor: apuntes. O mejor dicho: el dolor yace anestesiado. Se le ha puesto un bozal al referente. Es un espectro que aprendió a reír, El Etcheverry. Uno que sabe bien “como lavarse las manos luego de tocar las partes pudendas”.[13] El vigoroso surrealismo de una parte de su obra, libre del procedimiento automático, es músculo conque aquel construye una ciudad para el lector. Cada escena es nutriente para nuestro “cerebro ciego”. Por acumulación se particulariza la urbe que el poeta ve. Síntesis de dos fríos centrales: Santiago/Ottawa. Por su negación se vuelve transitable. Costumbre de abdicar de lo que dice. Es aquí donde se transforma en poeta extraño: manía de historiarse en los significados del texto. Traumar la crónica en apunte, el apunte en antípoda de sí. Aparece un teatro profundo. Por esto dejamos de ser lector (en su sentido más literal), contemplamos la realidad desde otro ángulo. Aquí se “clasifica menos y se disfruta más”, ha dicho Magdalena Ferrero[14]. ¿Poema, cine, periodismo, video clip, ensayo, documental, puesta? Si insistes en clasificarlo el tono te traiciona. Lo que admite, incluso, una disquisición. Acordemos, por ejemplo, que todo libro de poemas es parte constitutiva de un lugar que lo precede. Dígase: género y las tradiciones que en su transcurrir ha propiciado. Por tanto, si un libro de poemas es incluible en un hecho anterior (la escritura de Poesía), reúne de suyo los materiales que conciernen al evento. O, si el conjunto que denomino ‘libro’ es apto para situarse en aquella solicitud, ¿todo libro de poemas contiene esos patrones que lo constituirán? ¿Qué sucede cuando el conjunto que denomino ‘libro’ no consigue adaptarse al hecho que lo prefigura? Aparecería como desviación de aquel estado de cosas al que ya no responde. ¿Dónde ubicarle? ¿Si el conjunto no puede entrar en lo que lo define, deja de ser cosa? Si el conjunto que denomino ‘libro de poesía’ no se constituye en él una vez elaborado ¿cómo, y cómo qué, lo pienso? ¿De qué modo, y en tanto qué, lo articulo? Mas, si no pudiera negarse que pese a todo en aquella obra que lo precedente excluye, se oculta “una figura del mundo”, entonces el aserto contendría sentido, o lo emitiría. Explicación más directa habría que buscarla en Manuel Jofré: “Lo que Jorge realiza, primero que nada, es una escritura y en ese marco hay que entenderlo”. Más adelante el crítico insiste en que esta “dialoga con el sistema de la poesía chilena en el interior,[…]la literatura contemporánea” y “la coyuntura política global”. De ahí su “politematismo”: “una lucha ideológica que son los choques entre las placas tectónicas gigantescas de índole temporal y espacial, expresadas en el embate ideológico”.[15] Además, perdido su lugar en el mundo, y sin adecuación a los espacios que “abren” la tecnología y el discurso utilitario, el poeta se separa de las cosas. Pierde cualidad de relación porque el signo mismo ha entrado en crisis. La distancia entre palabra y objeto se ha ensanchado. Ocurre un descentramiento, común a todos los seres bajo el “hacha” de la modernidad, pero que en el vate se enfatiza hasta encarnar una suerte de conciencia del vacío. Imposibilidad de restaurar los discursos del yo, las estabilidades genéricas. Potencia rota. Todo intento de recuperación del ser, sea en su versión romántica o en su contrapartida vanguardista, encarna ridículo. Al asumir este ridículo se “cae” en el performance. Al negarlo, el ridículo destruye esa obra, la invalida. ¿Qué hacer? La solución una vez más radica en el modo. Aplicación de estrategias que ataquen la estructura, envoltura, dicción, y encarnadura misma del lenguaje, del escrito. Es esto lo que Jorge Etcheverry sabe hacer muy bien. Aunque situarse en el umbral de lo poético y la prosa urbana, implique desaparecer al sujeto-apéndice de un orden anterior y sustituirlo por su deformidad, su otro. Así el yo de sus poemas (o más bien cronipoemas) “desaparece detrás del tumulto de las frases, de la hinchazón del verso”.[16] Es un yo de utilería, un doble.
.De otro modo, lo que sucede a esta “poesía” tiene su explicación en el destierro, no en su zona política, retóricamente doctrinal, sino en su parte más dura: hacerse vacío, rodearse del vacío que es el viaje, para ser. Su literatura son interpretaciones de un sistema de desarraigo. Razones hay para creer que el poeta-emigrante extiende aquella exinción (partir de un orden formativo hacia uno deconstructivo) a la propia obra, entendida como transcurrir. Si todo viaje es interregno, malheur dans sedition, quien se traslada apunta (segunda acepción del Larousse). No tiene opciones, voluntad de testamentario. Se ha dicho que además de referir “una situación de exilio […] su escritura “remite al otro mundo”. Al del chile dictatorial de los 80 “a través de una multiplicidad de voces que asumen el rol de hablantes, en una ciudad sitiada, pero donde las manifestaciones de rebeldía son visibles”.[17] Esto no deja de ser verdad. Pero la valoración de Naín Gómez apenas cumple una hermenéutica de campo. Olvida algo importante. Si bien los materiales externos, psicológicos, configuran al poema, un poema no se hace de estas realidades, se hace con palabras. La unidad exilio-inxilio, no es lo que permite que un poema se produzca. Los componentes de lo real no se “explican” en la escritura como “los componentes de lo real”, sino como elementos que las herramientas de escritura disponen en un espacio dado. Así usa los mecanismos con que lo real se constituye para resolver sus dificultades. Esta es su relación; representarla es asunto que sólo a ella le concierne. Entonces: nunca son las 3:06 del lugar de nacimiento en los poemas que Etcheverry escribe. Tampoco las 3:06 del escenario físico (terraza, interior de pieza obscura, pared bañada con luz expresionista). Sus poemas ocurren en tiempo-de-cerebro: en la hora “pardorojiza” de la diáspora. Una diáspora que [ya] no es necesariamente direccional, continental, ni siquiera idiosincrática, sino lingüística. Su conflicto ideológico es la lengua castellana (en la variante de una región de Suramérica) en medio de un país bilingüe.
.“Todos soldados menores en la guerra por el territorio del español”.[18]
.Toda poética que tiende al mestizaje de categorías, se declara contraria a los remakes del repertorio canónico, a cualquier “pacificación” formal. Así este Etcheverry (ni perro ni coyote: lobo de Tasmania del idioma). Con respecto al coto preceptivo, a las reglas standars de la literatura, es caótico, marginal, anárquico. Con respecto a esa línea de escritores siempre inclasificables, uno de los más grandes poetas chilenos de esta época. Evasionista de géneros porque en su escritura aquellos devienen entidades limítrofes, entre todos y ninguno. Podemos continuar.
.
1 Pequeño
Larousse Ilustrado, Ramón García-Pelayo y Gross, Editorial Larousse, 17, Rue du
Montparnasse, París, Francia, // Buenos Aires, Argentina, 1976, p. 1061.
2 Vicente Huidobro, “Temblor
de cielo”, en Vicente Huidobro, Altazor / Temblor de cielo, Ediciones Cátedra,
Madrid, España, 1981, 2003, p. 141
3 Pablo Neruda, “Walking
Around”, Residencia en la tierra II, en Pablo Neruda, Antología Nerudiana,
Editorial Porrúa, D.F., México, 2006, p.45
4 Vicente
Huidobro, “Altazor”, opus cit., p.61
5 Carlos Droguett, “Pablo de
Rokha, trayectoria de una soledad”, en Pablo de Rokha, Epopeya de
las comidas y las bebidas en Chile, Editorial Casa de las
Américas, La Habana, Cuba, 2008, p. 8
6 Ibídem, p. 11
7 Pablo de Rokha, “Tonada del
Iluminado”, Cosmogonía 1922-1927, en Pablo de Rokha, Epopeya de las comidas y
las bebidas en Chile, Editorial Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 2008,
pp.60-61
8 Jorge Etcheverry, “Perro
con alas”, El evasionista, Ediciones Cordillera , Ottawa, Canada,1981, p.
16 9 Jorge Etcheverry, ibídem.
10 Carlos Droguett, opus cit.,
p.24
11 Jorge Etcheverry, “El gran
sueño”, opus cit.,p.96
12 Jorge Etcheverry, “El sopor
de los pájaros”, opus cit., p. 100
13 Jorge Etcheverry,
“Cosmología”, opus cit., p. 92
14 Magdalena Ferrero, “La
minificción de Jorge Etcheverry: un juego verbal entre géneros”, en Jorge
Etcheverry. Escritura en foco: vanguardia, exilio,
desafio, Qantati E-Books, Qantatiliterario, Ottawa, Canada,2009, p.
33.http: //www.qantati.com/doc/pdf/e-book01-Jorge-Etcheverry.pdf
15 Manuel Jofré, “La escritura de Jorge Etcheverry, Jorge
Etcheverry. Escritura en foco: vanguardia, exilio, desafío, Qantati E-Books, Qantatiliterario, Ottawa, Canada, 2009, p. 37.
http: //www.qantati.com/doc/pdf/e-book01-Jorge-Etcheverry.pdf
16 Jorge Etcheverry, “Asamblea
de codornices”, opus cit., p.112
17 Naín Nómez, “Exilio e
insilio: representaciones políticas y sujetos escindidos en la poesía chilena
de los setenta”, Revista Chilena de Literatura, Abril 2010, Numero 76, pp.
105-127 I. Dossier Bicentenario, reproducido en “Comentarios acerca
del autor”, Jorge Etcheverry, Cronipoemas, Split Quotation / La cita
trunca, Ottawa, Canadá, 2010, p.101
18 Jorge Etcheverry, “Núñez / Gagnon (homenaje a la ñ )”, Cronipoemas, Split Quotation / La cita trunca, Ottawa, Canadá,2010, p. 81
José Carlos Sánchez Lara. Nació en
Cienfuegos, Cuba (1969). Poeta y narrador. Con su libro Regiones obtuvo el
Premio de Poesía “Luis Rogelio Noguera” en 2004, considerado por la crítica
como uno de los libros más raros de la vanguardia poética en Cuba de los
últimos 10 años. El crítico Ismael González Castañer lo incluye entre los
cuadernos más “rupturales”, “innovadores”, “anticonvencionales” y “sumamente
experimentales”, producidos en ese período, llegando incluso a denominarlo
como: “el extremista (sic) poemario REGIONES”. [CUBA LITERARIA. Veinte años del
premio de poesía Luis Rogelio Nogueras.] Sus poemas han sido publicados en
revistas cubanas como Azotea y El Caimán Barbudo y en revistas universitarias
norteamericanas como Rio Grande Review y The University of Texas en El Paso, al
igual que en publicaciones virtuales en la Red como Alba Volante, El Coloquio
de los perros y La Zorra y el Cuervo. Fue incluido en la Antología de poetas
cubanos del exilio que publicó la editorial Aduana Vieja en Valencia, España
(2011). En la actualidad reside en los Estados Unidos.
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