Tuesday, May 19, 2020

Pandemia y CF


Jorge Etcheverry

Si bien el aspecto humano, psicológico, moral (o ético) y hasta si se quiere espiritual que deja al descubierto esta pandemia no es nuevo—se manifiesta en cada crisis—nadie mejor que los grandes exploradores literarios de la condición humana—dizque—para volver ponerla en el tapete. Inmediatamente después de que los filósofos mediáticos se pusieron otra vez a discutir el fin del capitalismo, a raíz de la pandemia, los escritores y escritoras y poetas más o menos consagrados, en sus diversas variantes, sacaron a luz sus notas, artículos, reflexiones sobre los tiempos del virus centradas en las inolvidables obras pertinentes de Camus y Saramago, entre otras, las que aparecieron en revistas universitarias, de fundaciones, en periódicos virtuales y en papel, programas de tele, etc. Los dimes y diretes, los trapitos de nuestra idiosincracia tan acotada y repetitiva, pero que aún puede sorprender a algunos, fueron sacados al sol, generalmente en nivel culto formal. Qué persona de mi círculo no leyó, o dijo haber leído, La peste, y el menos conocido pero no menos importante  Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Cientos de miles. Pero por otro lado, otro escritor contemporáneo, pero no totalmente, o todavía, en el parnaso, dijo "Me pasa a menudo que hay gente que dice “Pucha, es como que estuviéramos viviendo en un cuento de Stephen King” Él dijo “Bueno, lo único que puedo decir es que lo siento'". Lo que sí aparece en su novela The Stand, que en algunas traducciones al español se nombra como Apocalipsis, es un poco eso, en realidad. Un apocalipsis. En la novela, la pandemia trae consigo un enfrentamiento entre los eternos polos opuestos de la representación humana, desde los neandertales al materialismo dialéctico, es decir el conflicto de los siglos, de los adventistas, maniqueos, etc., entre el Bien y el Mal, lucha que se repite, que se ve por los medios y que ahora se patentiza en las reconfortantes historias de la creación del origen y manipulación del virus por parte del ser humano, aunque desde las trincheras del enemigo. Teorías conspirativas que son en el fondo la esperanza inconfesada de los que miramos hacia ese abismo y esperamos la venganza de la naturaleza ultrajada (cómo estamos). Pero si King calza con el estado de cosas psicosocial, Dean Koontz es quien se dice habría anticipado—no me gusta usar la palabra “profetizado”—con cierta precisión, e incluso la ubicación probable del inicio de la pandemia. En su novela de 1981 The Eyes Of Darkness (Los ojos de la oscuridad”, ya mencionaba a un virus llamadoWuhan-400”. Lo que resulta notable es que le apuntó más o menos al lugar donde se habría iniciado la pandemia. Es innegable que el escritor serio de ciencia ficción está dotado o empoderado para predecir o deducir fenómenos de este tipo en el mundo contemporáneo. Al hacer ficción y para entretener, no se mete con la cosa ideológica, entonces pueden asumir una visión más panorámica y distanciada, aunque sea pesimista y no concuerde con la sinvacilarmarchación de cada uno. Aunque por ejemplo King es súper progresista. Pero lo que pasa, y volviendo a la novela de Koontz, es que en general a los chinos les encanta la ciencia ficción estadounidense y a lo mejor decidieron instalar su laboratorio en Wuhán después de haber leído la novela del autor. Para saber cómo el murciélago de marras que transmitió el virus escapó del laboratorio y se instaló en el mercado donde empezó la cosa, y bajo qué forma, habría que hacer una sesión de ouija y preguntarle a Bram Stoker. Más ahora, ya que en uno de los videos de OVNIS que recién dio a la luz pública el Pentágono, se puede advertir el contorno de lo que parece ser un murciélago gigantesco.


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