Jorge Etcheverry Arcaya
Todavía más o
menos en buena forma, uno setenta y ocho —toco madera—deambulo por las calles
de esta ciudad ya no tan chica en las antípodas en una latitud norte que
corresponde a la de Punta Arenas—sigo aquejado por el pavor a levantar el vuelo
en términos mecánicos, pero suelo volar bastante en sueños. Mi abuela decía que
si Dios nos quisiera en el aire nos habría dado alas
Retomando el hilo
elijo la vertiente materna, la otra se esfuma en el misterio—mi papá se separó
de mi mamá y se fue a la Argentina, me contactó aquí en este hemisferio por
carta como a las cuatro décadas. Entonces no aquí no tiene pito que tocar
Para la Guerra
del Pacífico las autoridades chilenas internan a un joven médico peruano en la
casa de una familia local. Al fin del conflicto se queda en Chile y se casa con
la hija. Ejerce su profesión, le deja la plata de los remedios con la receta a
los pacientes pobres. Construye un ferrocarril entre Caldera y su mina El
Encanto.
Mi madre aterriza
del sueño del ballet y los bailes de sociedad cuando relegan a mi abuelo a la
Isla de Pascua. Nos cría con mi hermana con su trabajo en el banco. Mi
padrastro y el mentado abuelo que estuvo con Grove en los 12 días de esa
república socialista matrimonial de Lenín y la Blavatsky me despiertan el
hambre de leer en una de éstas de escribir—esto más bien parece autobiografía y
ni eso, todavía no aparezco. Pero la historia familiar y el ambiente formativo
cuentan, digo yo
Casi tanto como
la genética, entonces a lo que íbamos
El Liceo
Lastarria todavía me sale en sueños. El Peda de los sesenta un centro
calidoscópico frente a la monocromía de otras facultades, otras universidades
regadas por todo el país.
Porque en las
Termas de Macul los rábanos, los mirachos, la Academia de Castellano, el Grupo
América, la Escuela de Santiago el MR2 original del Portofino, el Poder
Joven—Silo—el MIR FR, escisión troska, la OMR escisión troska — Bandera
Roja—maoístas, el PCR, por supuesto maoísta, la VOP, la Vanguardia Comunista,
una fugaz célula de seguidores de Bovisio, el grupo se si quiere más fugaz del
Trabajo con Libros que nunca tuvo más tres miembros—, el Quila, la IRI de los
anarcos de filosofía, la nueva prosa imbuida de elementos anglosajones
por supuesto los
partidos de la UP, el Movimiento Camilo Torres, y se me deben quedar varios en
el tintero y además de que no estoy nombrando personas, solo mostrando contexto
Está la historia
personal y colectiva, social si se quiere, luego el golpe y el trasplante, cosa
harto común no tan solo en mi generación—pero como si fuéramos caracoles se
lleva la casa—mental— a cuestas—no me vengan con historias el exilio no es tan
terrible aunque sea una de las cebollas que más vende, que da más dividendos.
Estar en otra
ciudad que pudiera ser cualquiera saliéndome al encuentro desde escaparates,
espejos, cuerpos acuosos, fotos que me sacan. Dicen algunos que me veo más o
menos lo mismo—para volver al comienzo—será por la cara angular y por seguir
siendo más o menos flaco y pegado al mismo tipo de ropa
Todavía uno que otro puchito su
traguito caído tratando de escribir—este tipo de cosa medio poesía medio prosa
es lo que mejor me sale. Uno de los tantos que se entrecruzan en estas ciudades
cosmopolitas. Como una pirámide invertida se elevan esas cargas personales
invisibles desde el vértice mínimo aquí abajo y hasta la ancha base de las
memorias, los sueños, los proyectos.
Me encantó, te diré, Jorge, este texto. Me fue llevando, como quien dice. Conquistando.
ReplyDeleteCortito como "viraje 'e vaca", decia un gaucho en Corrientes, más o menos para la misma epoca en que te embarcaron al exilio. De paso no te enojes con los sufrientes del exilio, no todos tienen tu fortaleza.
ReplyDeleteGracias.