Jorge Etcheverry
El Primer
Ministro había usado un tono tranquilizador en la tele al referirse a la
seguridad de los ciudadanos y su convicción de que las intenciones de los
visitantes eran buenas. J. estaba
mirando la entrevista con bastante incredulidad cuando se dio cuenta de que la
gente estaba gritando afuera del café. Corrió hasta la puerta, tropezando con
otra gente, algunos tratando de salir a ver qué pasaba y otros tratando de
entrar para protegerse. Se oyó un ruido
sordo, unos frenos y cristales que se rompían. Un auto acababa de pasar a
través de un escaparate casi a media cuadra. Una mujer joven cayó de bruces en
la vereda al tropezar con una saliente de la vereda, casi al frente del café.
Pero la gente y el mismo estaban paralizados mirando hacia arriba. Una forma
semiesférica de aproximadamente un metro y medio flotaba a la altura de las
luces de alumbrado público, brillante y metálica, pero con otro elemento de
color o pátina imprecisable, su superficie cubierta por excrecencias en
relieve, depresiones, incisiones y agujeros circulares, y emitiendo un zumbido.
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