Friday, April 21, 2023

En "Seis poetas universitarios". Santiago, 1965

Jorge Etcheverry

Salgan mensajeros anunciando la nueva de puerta en puerta
Palomas surquen raudas de amplias alas inmóviles, amenazando caer sobre la nuca de los herejes.
Ha vueltode los sotos sombríos de las taperas donde yacía con morenos
Hijos del sol. Sin palabras de los cuartos de pensión de los hoteles de oprobio adornados en su desnudez por ágiles baratas
de las plazas sucias alfombra de hojas y periódicos viejos.
De las esquinas cálidas hijas del claroscuro y la sangre
De sus manos a mí; no ya la carne que no la tuvo nunca, no
ya los labios de violeta enfermos
Rescató el cielo de sus ojos de la cloaca los lavó con sangre puliéndolos con lágrimas.
Sus canas sólo para mí brillan sólo para mí
Los vitrales de Ravena
Sólo para Teodora la casta hierática.
De la sombra de las catedrales góticas,
Su carne se quemaba entre los espinos
Al calor de las hermanas provincianas en los tangos.
Para las venas de los hombres que fracasan por las calles, en las oficinas y obras públicas.
Vueltos hacia dentro; gárrulos preocupados de su vestimenta.
O para los jóvenes de llamativas chombas que corren apenas tocando con los pies de la necesidad lo que tocamos, es decir, el suelo gastado
pero no sigo en este tren que me llevará muy lejos hacia los montes del viento y las rocas grises, extáticas de aristas, hacia profundidades arqueológicas
O futuros brillantes de metal incorpóreo que late filigrana contra el fondo del espacio. No al orco, no a los cielos
en que piensan los huérfanos del mundo ...
Yo no tengo castigo para ti, que no sabes
yo no tengo sino mi palabra
anunciada por viejos libros de gastadas portadas de cuero y cierres de herrumbre
Con selvas de hongos floreciendo entre sus páginas
Y por viejos sueños de infancia pintados de acuarela con colores primarios
No la hermana de carne que se quedó lejos.
Judá, para ti no hay redención de sus pupilas
para ti son los becerros de oro en la dispersión de tus restos por los cuatro puntos cardinales
y tus harapos bajo las ruedas de los coches último modelo
No resuelvas el nudo gordiano
No interpeles a la esfinge con tus chistes de mal gusto
No invoques a Bafo en los fortines palestinos
No deshojes la rosa de Martín
No te quemes la mano ni te cortes la oreja
No estudies filosofía en Heidelberg
No vayas a Italia, a quemarte el cerebro, Federico
No revolotéis en la luz, polillas, noctilucas, fuegos fatuos de la estepa, vizcaínos pascuenses, judíos en la diáspora
Ella es luz y fuego.
No toméis sus cabellos ni miréis sus ojos
Dios os manda que os vistáis de negro, os castréis con vuestras propias manos.
Que hagáis clases en un liceo de provincia
Que trabajéis en una repartición pública
Celebráis los onomásticos familiares en casa de las tías viejas
Como un perrazo negro por años al calor parejo de las cosas

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