Thursday, March 7, 2024

Razón, sillas, monstruos y cafés

Jorge Etcheverry

La razón que sueña monstruos me dijo la otra vez que ya no tiene mucho dónde elegir, que ya todo o casi todo ha sido inventado, imaginado y representado. Sentada de medio lado comentó que la silla era un gran invento “¿cómo imaginarse un conciliábulo por ejemplo de los griegos que hablaban echados?—todo el espacio que ocuparían, los de más lejos no entenderían nada. Entonces fue que decidieron hablar mientras caminaban, peripatéticos. Pero una se cansa, sobre todo en estos tiempos de tantas comodidades, de comida chatarra. Hasta  a mí, que me gusta tanto hacer ejercicio, me están saliendo rollos. No se me nota, pero yo me doy cuenta. Mira, creo que los Starbucks, los Bridgeheads van a crear a la postre una revolución intelectual, que creo que nos está haciendo falta, aunque los iPod están un poco en el camino, porque con ellos la gente ni piensa ni conversa. Sus ademanes de niña expresiva hacían brotar del aire formas inconclusas que no me atrevía a tratar de percibir con claridad. Entonces me desperté. Eso me dijo ese joven aún que se junta conmigo a veces en este mismo café para contarme sus sueños. Me pasó su cuaderno lleno de dibujos. Se veía que no manejaba bien la técnica aunque mostraba bastante talento. Lo tengo ahora en la mesa del comedor, cerrado. A veces me fumo un cigarrillo, pese a mi edad, o me tomo una copa de vino o un café cargado y me atrevo a ojear una que otra página al azar. Después me cuesta conciliar el sueño en la noche. Lo voy a botar para la próxima recogida de basura.


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