Tuesday, January 31, 2023

Nota sobre "Los hedereros", novela de ciencia ficción de Jorge Etcheverry

 Editorial Just Fiction Edition, 2018, 144 páginas.


Por Marcelo Novoa
Publicado originalmente en ALCIFF

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En alguna próxima historiografía de la Ciencia Ficción latinoamericana, aún por escribir, se debiese consignar que al llegar los años 60 el género se extendía a campo traviesa como quien dice un páramo vasto y desierto, con aisladas excepciones notables, por cierto, pero que se pobló casi de inmediato con una decena de nombres que son recitados con devoción por los actuales estudiosos del género (de memoria, traigo a colación: Arango, Gorodischer, Levrero, Correa, Adolph, Mora Vélez, Rebetez y Béjar). Y los sucesivos autores que crecieron a la sombra de estos prohombres vieron eclipsado su reconocimiento y, por qué no decirlo, también debido a su labor dispersa y variopinta. Algunos se hundieron en las pantanosas tintas del periodismo, otros cabalgaron hacia una crepuscular poesía de urgencia, y otros pocos/muchos, desaparecieron, ya sea tragados por la rutina o fulminados por Dictaduras que asolaron toda la región por más de treinta años. Aquí hablamos de uno que se salvó para seguir contando.

Jorge Etcheverry Arcaya (Santiago, 1945) formó parte de la Escuela de Santiago y del Grupo América, ocultas cofradías poéticas del Chile sesentero. Y sin más transición, en 1975 desembarcó en Canadá, donde fundó Split/Quotation-La cita trunca, todavía en funciones, una micro-editorial especializada en escritores hispanoablantes que (sobre)viven en el país norteño. Profesor de filosofía y español, ex catedrático asistente en letras hispanas del ex Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, posteriormente se doctoró en literatura en la Universidad de Montreal. Su prosa, poesía y crítica se dispersa por Chile, USA, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. Con varios libros de poemas, el último es Reflexión hacia el sur (2004). Y de sus relatos fantásticos destacamos Apocalipsis con amazonas (2015) y su novela de ciencia ficción Los herederos (2018) que pasamos a reseñar.

En la contratapa se lee: “En las megaciudades contemporáneas, polutas y atestadas, crece sin ser advertida la semilla de aquellos que nos sucederán, los mutantes.” Y de inmediato surge Etcheverry como uno de los escasos cultores de esta variante de superhombres (por supuesto recordamos aquí a Antonio Montero) en las letras chilenas actuales. Mito fundador de la era espacial pues, aunque estemos o no al tanto si serán ellos nuestros sucesores viajando hacia los confines del espacio o ejecutando labores prohibidas para la Humanidad, aún no sabemos a ciencia cierta cuándo nos suplantarán o si tal vez los dejemos cohabitar en paz. Lo único seguro es que en secretas instalaciones del ejército, a la vez que en oscuros laboratorios de megacorporaciones, se lleva a cabo la gestación de estos seres sintéticos, mejor conocidos como clones.

Entonces, en esta entretenida novela se nos revela el destino futuro de estos nuevos protagonistas trágicos que se enredarán con el deambular pausado de un narrador adulto que los irá descubriendo en calles, habitáculos o el mismo Mall, pero siempre lejos de la prensa, las redes sociales y los organismos secretos de turno. Mientras lo seguimos entre escaramuzas, pequeñas revelaciones de un near future suburbano, hasta el enfrentamiento final, el texto se irá transformando en un verdadero viacrucis existencial postmoderno de un ser humano que siente que su tiempo declina ante esta nueva raza (¿!¡?) que igual demanda su lugar propio bajo las estrellas.

Finalmente es importante citar aquí las impresiones de lectura que nos deja Gabriela Etcheverry de Larson sobre Apocalipsis con amazonas (2015), cuando señala que no podemos olvidar que el autor/narrador exiliado sudamericano vive/piensa/sueña en otra lengua, aunque escriba en la propia.

Lo que resuena en:

“… los temas clásicos de identidad precaria, hibridez, violencia y otredad (que) forman parte de un sustrato indiscutiblemente integrado que no necesita explicitarse, pero al que se alude tangencial o indirectamente porque de algún modo coexiste con, o incide en, el mundo narrado.”

(Tomado desde: www.letras.cl, 2017).

Y es que Etcheverry toma por las astas un tema de cf dura, con múltiples aristas biopolíticas y, por lo mismo, difícil de simplificar, pero lo resuelve de forma original y honesta, cuando descubre que las implicaciones morales y biológicas de la “clonación” se tocan -a través de los pensamientos del narrador testigo- con la cuestión nunca resuelta de ese claroscuro en la aparición del homo sapiens. Pues aún no sabemos (o no nos informan aún) si Cro-Magnon y Neanderthal se cruzaron alguna vez, y efectivamente de esa mutancia derivaríamos nosotros. Tal como hoy se nos impone la certeza que las fronteras (geopolíticas y socioproductivas) son tan difusas como teoréticas, que es casi lo mismo que advertir que siempre fueron falsas y vigiladas.
Concón, Julio, 2020.


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Marcelo Novoa Sepúlveda. (Viña del Mar, Chile, 1964)
Poeta, editor y crítico. Doctorando en Literatura. Fundó la Editorial Trombo Azul de Valparaíso, gestión independiente de culto de los años 1980s. También, cumplió funciones de editor de Universidad de Valparaíso Editorial durante 10 años. Ha publicado poesía, crónica y antologías, entre sus principales títulos destacan: “LP” (1987, reeditado el 2017 en su versión íntegra), “Arte Cortante” (poemas reunidos en 1993, 2003 y este 2019), y “Años Luz. Mapa estelar de la ciencia ficción en Chile” (2006). Como creador y agente cultural realiza talleres y cursos literarios, tanto de poesía como del género fantástico, además de participar como jurado, prologuista y reseñista desde hace 20 años. A todo ello, suma la organización de “Chile Fantástico. 1810–2010”, la mayor exposición temática del género en la Biblioteca Nacional (2008), cinco exitosas versiones de la “Semana Fantástica” en Valparaíso y seis temporadas del “Ciclo de Literatura Fantástica chilena”, en conjunto con la I. Municipalidad de Viña del Mar, donde se reúnen y reconocen artistas de distintas disciplinas, unidos por la imaginación y la fantasía. Su editorial Puerto de Escape, con más de setenta títulos publicados hasta la fecha, y su sitio: http://www.puerto-de-escape.cl/, le han convertido en referente obligado en la escena fantástica latinoamericana, y a él mismo, en uno de los nombres claves del reconocimiento y expansión que la Ciencia Ficción y Fantasías chilenas gozan hoy día.

Sunday, January 29, 2023

Acabamiento de estómago

Jorge Etcheverry

(de La catástrofe de las vanguardias)

 ¿De dónde nos viene esa sensación casi indescriptible pero siempre muy aguda, muy presente—dicen las Nuevas Generaciones multiplicándose con fervor y llenado todo espacio permisible del planeta y comiéndose todo, lo que camina y lo que no camina—todo lo blando blando hasta llegar a lo duro no muy duro.

“estamos a la vez abrumados y acongojados por esta necesidad de crecer y multiplicarnos, como nos decían nuestras religiones del pasado—como nos ordenan nuestros genes del presente

“como las alas de una vasta mariposa gris que lo tapa todo todo que lo cubre todo todo se nos presenta ante los ojos cada vez más ávidos—que en su hambre creciente y multitudinario YA no pueden sustraerse al espectáculo siempre impresionante de nuestra futura extinción—que habrá de pasar por etapas sucesivas de ingestión incluso de nuestros semejantes

“hayyyy no nos refiramos a eso—todavía tenemos monumentos bellos y complejos que se levantan en los puntos estratégicos o sinó los más ornamentales para nuestros ojos y de los visitantes de nuestras megaciudades que se extienden hacia el firmamento, que se desenrollan cubriendo montes y llanos en un filigrana impresionante por lo delicado, una mezcla de metal y cristal, o una aleación de agua y cielo

“todavía nuestro número no es tan tupido como para—todavía nuestro futuro no está tan cercano como para—todavía no estamos tan necesitados como para

“sigamos enhebrando un rato más nuestras bellas palabras multifacéticas—que resuenen nuestras canciones y discursos—en las aulas escolares—en la grada de los templos y los palacios presidenciales

“cantemos mientras podemos al amor—los bellos sentimientos, la hermandad, la hospitalidad, el compañerismo, un cuantuai

“la amistá, la solidaridá, la piedá misma como una florecita blanca pero que se está secando

Anglosajones, aborígenes, mestizos

 Jorge Etcheverry Arcaya

Parece que fuera universal el atractivo que nunca deja de despertar entre las mujeres el macho recio, bien provisto de músculos y pelos, de mandíbula cuadrada, vociferador y sudoroso, de espaldares anchos y manos toscas y gruesas. La codicia erótica y sentimental que este tipo de hombre produce entre las mujeres adquiere dimensiones míticas no tan sólo en Norteamérica. Además, ¿Qué podría ser más funcional en esos países formados a partir de la mano de obra (manpower), prestigiada e impuesta por la religión protestante, y que se manifestó históricamente y aun se manifiesta en innumeras talas de bosques, remociones de rocas, (a veces profundamente enterradas en la tierra) dragados de pantanos y construcciones de vías férreas, además de la doma de interminables y salvajes rebaños de potros, el igualmente vasto exterminio de manadas de bisontes que otrora cubrieran las praderas?. El indio, por lo contrario, era siempre cuidadoso en sus carnicerías. Vigilaba escrupulosamente y con exactitud lo que en boca de un ecologista podría expresarse como la proporción entre la cantidad de recursos naturales y las necesidades globales de la población. Lo que no impidió que los sajones, antes y arriba descritos (o quizás no), enarbolando sus  biblias y sus winchesters y máuseres los borraran casi de la faz de la tierra, casi un siglo antes de las primeras manifestaciones ecológicas. Es un hecho reconocido que los españoles, no siempre en forma fácil, se mezclaron con los aborígenes. En términos generales, la población de la parte sur del continente ha ido adoptando rasgos faciales y corporales mestizos, lo que hace que un niño de apariencia caucásica, de facciones delicadas, sea siempre notorio en nuestros medios.

Friday, January 27, 2023


 

De "Samarkanda"

Jorge Etcheverry Arcaya

Cuando nos dejábamos llevar por
Ni siquiera sabiendo cómo
Cúandodónde
“no te dejes llevar por los recuerdos como un torbellino
Ramo o cornucopia donde parecían brotar pájaros posibles
sangres entonces solo avizoradas
Luego llevadas a lo real por mano implacable”
Pero cómo sino ensueño
Porqueparadónde
Pero que sí en el tejimaneje
“Cállate, escucha
Esa maldita costumbre de interrumpirte hablando
A ti mismo esa voz
A la postre tuya
Que te desvela”
En un futuro incierto se preparan cuaresmas
El ayuno y abstinencia forzados se abatirán sobre las innumerables huestes humanas como un simún
Lo que es errado como imagen ya que esos vientos girarán y evolucionarán sobre un gran desierto en ciernes. Las innúmeras tribus sobresaltadas y entregadas a sus banalidades heredadas y adquiridas, a sus disputas de malos vecinos no sabrán salir de su asombro
“eso si vale", como dicen los españoles
Ahora estamos entrando en vereda
El sabio dice que hay que avaluar la situación
La circunstancia como hubiera dicho en viejo Ortega
En su época de problemas simples, ahora añorados como tierra bella donde se nació y de donde se ha salido
En el así llamado tercermundo generaciones de niños y jóvenes duros de viejos prematuros acostumbrados a lo comer lo mínimo, casi a no respirar, a calores que superan los cuarenta grados, endurecidos en honores tribales ancestrales, en los ritos que siempre los salvaguardaron frente a las vicisitudes, cualquiera que estas fueran
En el otro jóvenes reblandecidos por la vida sedentaria y falta de ejercicio, envueltos de la mañana a la noche en ese ámbito alternativo de la pantalla que es una mofa de la noósfera de Chardín, ese pobre, que estará a estas alturas dándose vueltas en su tumba
Ojalá no me venga a tirar las patas esta noche
Que no se me aparezca en sueños
“¿ Ves, Jorge?, parece que estamos llegando a un acuerdo, y respecto a la forma, es una lástima que ya no queden poetas Beat que ejercitaban a veces una poesía en prosa, pero con bastante fuerza y muy anclada en lo cotidiano
Pero sin embargo volcada de todos modos hacia que todos dan en llamar Las Grandes Interrogantes, el Sentido. Incluso un científico con una sonrisa bobalicona proclamaba el otro día en la internet que la ciencia había descubierto no tan solo existía el alma, sino también el paraíso”

La niña de la ventana

Jorge Etcheverry Arcaya

La niña de la ventana no sabe que existo que a veces me pongo a fumar en la noche bajo el farol—otro flaco ensombrerado salido de un tango—la niña de la ventana se desviste pausadamente frente al espejo—ahora la miro desde la ventana de mi buhardilla del frente casi pero un poco lejos porque la calle es muy ancha—pasan autos—en el día la ventana no refleja la luz el sol

Después de muchos días o unos pocos que se multiplican por la repetición y el hastío cruzo la calle para leer por fin una nota que puso alguien en la puerta de la casa donde vive en el tercer piso la niña de la ventana cuya silueta creo entrever aunque sea de día y no de noche desde mi propia ventana

Que es cuando la niña de la ventana deja que su silueta se recorte contra un rectángulo de luz celeste mientras me niego a corroborar el paso de las horas y desleo en mi memoria el aviso de venta de esa casa tapiada para espacio comercial y condominios

Con múltiples brillantes ventanas      

Gente


 

Apologizing

Jorge Etcheverry

I'm sorry
So sorry
(Oh my Gosh
I sound like
Brenda Lee)

La poesía de Claudia Ainchil

  Luis Benítez   La poeta, escritora y periodista argentina Claudia Ainchil nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  Libros de poesía p...