Jorge Etcheverry Arcaya
VII
No es que uno sea shamán ni mucho menos, no es que uno de noche se vaya a meter en el Tiempo de los Sueños de los aborígenes australianos, el Altjeringa, aunque no crean, no se trata nada más que del tiempo, es todo un espacio diríamos alternativo, pero ya se me está saliendo el profe
Lo que pasa es que a veces me bajan sueños que me dejan turulato. Así me pasó hace unos días. Cariacontencido me podían ver en la mesita de la terraza del café, con anteojos negros, pese a que estaba comenzando a garugar
A veces visto las mismas partes en algunos sueños, el Santiago de allí es precioso, pero peligrosón, las orillas del Mapocho están inmundas, llenas de vagos, perros, drogadictos, jóvenes amenazantes, pero el metro es espléndido. Incluso en un barrio cerca de la Estación Central tengo unos amigos que paso a visitar cuando broto allá
Pero no nos salgamos del tema. En el sueño ése que me preocupa estaba el Diablo, Don Sata instalado en el cielo y como que pelechaba fuego sobre una ciudad vasta e imprecisa
No es que el concepto en sí me llame la atención. He mencionado la presencia del gnosticismo en ciertos poetas chilenos: en el peor de los casos lo que entendemos o llamamos Dios y que ubicamos arriba en el cielo es el realidad el Diablo, él creó el Universo. Otras veces la divinidad es un suche que por encargo de otro que obedece a otro, y así, cada vez más abajo del escalafón, crea el caos, que parece cosmos.
Por otro lado arriba está la capa de ozono que nos protege pero que en una de éstas se vuelve a adelgazar—toda la chatarra de satélites, etc., esperando empezar a caerse sobre ciudades y campos—están los sistemas de vigilancia satelital espacial que se dice pueden seguir nuestros menores movimientos—se gesta y acumula la lluvia ácida, cuya versión definitiva corroerá los tejidos vivos animales y vegetales (dicen algunos)—y para qué decir de otras cosas, según la gente de Camelot allá arriba hay toda una serie de extraterrestres e inteligencias artificiales al aguaite
Y para qué seguir
Entonces fue que en ese cielo en ese sueño se me dibujó El Diablo.
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