Jorge Etcheverry
Después de largas deliberaciones, el equipo de expertos especialmente convocado frente a la presente emergencia, recomienda que las tareas de revisión y clasificación de datos conductuales, provenientes de drones, cámaras, satélites, dispositivos de escucha y lectura virtual, cesen de ser desempeñadas por operadores humanos y pasen a ser ejecutadas por la inteligencia artificial de nuevo tipo que estamos desarrollando en forma paralela y que puede clasificar y hasta podríamos decir, evaluar, los comportamientos ciudadanos con el detalle suficiente como para emitir dictámenes cuando sea necesario.
Nuestros psicólogos y psiquíatras opinan que el elevado porcentaje de cuadros sintomáticos de afecciones que afectan a los revisores humanos es lo que ha provocado los desgraciados incidentes ya conocidos y la alta tasa de suicidios entre ese personal. El controvertido informe de un destacado académico—que presentamos en versión descargable adjunto al presente—en términos de que la captación y observación incesante por parte de los encargados del acopio y acumulación de datos— del comportamiento de múltiples individuos entregados a las alternativas, siempre similares, de la vida cotidiana, centrada en el trabajo, la alimentación, la actividad sexual, la entretención, la eliminación de deshechos y los tan parecidos rituales y ceremonias que rodean a estas actividades, terminarían por producir un estado psicológico—por demás inevitable—de eso que los filósofos existencialistas del siglo pasado y sus antecesores denominaban “angustia”. Dicho artículo, controversial como es y que no ha sido todavía sometido a una aprobación de especialistas para su publicación en una revista científica, puede si embargo contribuir a hacer la luz sobre la situación que aqueja al Servicio.
Atentamente
Comité had hoc
Ministerio del Interior, Justicia y Seguridad Pública
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