Jorge Etcheverry
A raíz de la presentación de mi libro Apocalipsis con amazonas y
la publicación de Los herederos, que
incluye clones y mutantes, me he estado entregando recientemente a relecturas y
divagaciones. La literatura de CF y fantástica está llena de mutaciones.
Jack Williamson plantea dos versiones que impactan, en la novela Dragon‘s
Island de 1951 y en Darker Than You Think 1948 . En ambas novelas
las portadoras iniciales de la mutación son mujeres, cuyo carácter de semilla,
donadora y decisora de la vida y progreso o cambio humano no es extraño por
ejemplo a versiones de la literatura fantástica o iniciática, acordémonos por
ejemplo de la Eva de El rostro verde de Gustav Meyrink, de 1916, donde
también es esta heroína quien despierta el yo súper consciente e inmortal
escondido en Fortunato, personaje que a veces flaquea, pero a quien la
fortaleza de su pareja proporciona la entrada al mundo real. De alguna manera,
este tema es una variante de uno que tiene un carácter mítico y atraviesa los
sectores culturales humanos decisivos. También nos encontramos con la mutación,
esta vez espiritual, y no de base genética, que imperará cuando el apocalipsis
limpie la tierra de la antigua humanidad y dé a luz la nueva. Así, el “hombre
nuevo”, que aparece por ejemplo en la visión mítica derivada del análisis
estructural y superestructural marxista, aunque esta vez producto de la
trasformación social, luego del apocalipsis—que lo es—del mundo burgués. Es
interesante esta noción del apocalipsis no ligado ya a la supervivencia del
género humano, sino al surgimiento de una nueva especie humana. Así, la
mutación aparece en las novelas de Williamson es un cambio cualitativo de la
especie humana, ya que tratándose de ciencia ficción más bien “dura”, se toman
en cuenta las realidades científicamente establecidas de la evolución y la
genética. En cambio, la versión de Meyrink en El rostro verde presenta
una revolución espiritual y la marxista un cambio sociocultural radical ligado
al desarrollo de las relaciones de producción, el proceso económico en general.
Pero en todos los casos se nota el anhelo contemporáneo de un cambio y
superación del hombre/mujer actuales y su paso a un estado superior. Pero como
decíamos, en estas novelas, el vehículo e incluso el repositorio de este germen
de una especie superior o de su reemplazo por otra, es la mujer. Lo mismo pasa
en una novela de John Whydam Re-Birth, publicada primero en 1955, en que las
mutaciones—caso bastante frecuente en la ciencia ficción de la época—son
producto del apocalipsis nuclear y las que tienen rasgos positivos trans o post
humanos son las menos, siendo en general las mutaciones defectuosas las que prevalecen.
Pero por ejemplo, en este autor, cuya obra más conocida es el Día de los
trífidos, las viables llegan a prevalecer. Hay otra versión de la
mutación femenina, más similar a la mujer Sapiens, pero cuyo imperio es
desbaratado por un héroe machista americano, en la novela de Jerry Sohl Las
haploides, de 1953, en que el apocalipsis es en realidad un cambio de todas
las instituciones humanas, en un proyecto de estas mutantes, que serían mujeres
que se reproducen solo con su material genérico que llevan ellas. La base
científica de la realidad de las haploides, es que en realidad la posibilidad
de la reproducción humana con solo el material genético femenino es posible y
se ha realizado en laboratorio. Así, la prescindencia del hombre en la
reproducción es un fantasma posible que se asoma en el horizonte científico.
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