Paula Winkler*
Rolando
Revagliatti, el célebre entrevistador a narradores y poetas argentinos –
documentos publicados en seis tomos -, dieciocho poemarios en su haber, es un
poeta que acostumbra a crear sobre la base de intersticios, del devenir
inconsciente y de misteriosas “contradicciones”. Su lenguaje, propio de la
antipoesía, o más bien perteneciente a la poética de la conciencia, juega con
imágenes, se burla, llora. Humor negro, sátira y melancolía, trabaja la
paradoja (“¿Falta mucho para que termine pronto?”, pág. 19), mezclando
lírica urbana y fragmentos de la cultura porteña. Rolando es de Buenos Aires y
argentino de pura cepa. Su poesía produce al lector un dejo de inquietud e
incomodidad, como las moscas a Dalí. Entre fantasmas y aseveraciones, su ironía
interroga. Asociación libre, como en el diván en sombras (cuando todavía no
alumbra ¿ni el pre – consciente?), en Revagliatti esta forma irracional del
pensamiento, no por ello menos válida y verosímil, se pasea ante nosotros y
denuncia: la estupidez, las pretenciosas baratijas que circulan, el amor/no
amor; la pasión añorada, la emoción reprimida y a punto de estallar. Siempre,
desde un resto... ¿Resto o sobrante, falta o exceso? porque la pregunta
decisiva en “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo” es si aquella cita, “La
pulsión me ceba al alba demasiados mates” (pág. 23) ¿es pulsión de vida o
pulsión de muerte? El poeta, en efecto, aletea desde el yo, remite al ello que
vuela, aunque denuncia puntería de su buen cazador (pág. 49). Asimismo, a Peter
Pan no le dan pan, a Peter Hueso (la vejez), ni hueso, y ambos se cortaron el
pescuezo (pág. 36) … En este sentido Revagliatti, a mi juicio, rescata la
modernidad. Asombran sus versos de alta calidad, surrealistas - entre infames y
tristes - en una época en la que se componen demasiados versos, se ríe poco, se
piensa menos y se publica mucha banalidad.
*Jurista. Narradora, ensayista,
semióloga argentina.
Editorial Leviatán, Buenos Aires, 116
páginas, junio 2024.
MUESTRA POÉTICA DEL LIBRO
Fumo
notas musicales
y toso
fragmentariamente
los últimos hits.
Mis iniciativas
¿te ofenden?
¿Qué toman de las tuyas?
Pero, sobre todo
¿qué desechan?
Se nota demasiado
que soy
con opio
un pan de Dios.
Algo en mí
incauta
esa aduana:
mi cólera.
Ya no me duele
el dolor que mejor me dolía
Insisten
los peores.
Me mantengo con esto que conservo
¿O no es acaso lo que es?:
vida.
Aspectos hay en los cuales
la vida me sonríe
(aunque carece
de dentadura la sonrisa).
Si Dios me da vida
me la quitaré:
¿qué haría con ella?
No me salgo todavía de mi adolescencia
discúlpenme:
es que ella
no me echa.
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