Ana Romano
Agustín
En
la noche encapotada
fluctúan
borrosas
formas
que
generan incertidumbre
La
osadía del viento
en
busca de espacio
hostiga
la insonoridad
En
garganta de lata
el
sortilegio de unas cuerdas
derraman
añoranzas.
Agustín
a
pasos desorbitados
se
acomoda en el banco de la plaza
y
dispara-
En un cuento
Versos hambrientos
danzan quebrados
Una flecha
interrumpe la complicidad
Gatean las estrofas
escondiéndose
entre las vocales
que aplauden.
Evaporarse
un
místico:
la pluma
excitada
devela
el legado
que
germina en rey.
Facetas
Otórgase
suntuosidad
al impulsivo
mientras
fondea
la lujuria
y así:
cuenca
a la imaginación.
La infancia no
en
la atormentada cabellera
Picotean
extremidades
afilados
gansos
La
infancia no remienda
Desprejuiciados
choclos arrullan
la
historia.
Remotos
un bastón
tolera el desquicio
Tambalea
el argumento
Jubilado
gesticula
el bandoneón
¿Y qué instintos
remotos
desabrocha el tango?
Rostro
Los
ojos tajean la inmediatez de la cuchara
con
su desgaste ya esa sonrisa
también
se rasga.
Y despierto
en cuyos plisados
más o menos
despierto
ciego
y espeso
en el holograma
de un jacarandá
y girasoles.
Vínculos
(yo sé que es posible)
se ajan
Los vínculos
mutan grietas
enlazan hilachas
prejuzgan.
Tarima
y en los espejos
tintineando
los botones
festoneados
De
etiqueta
Entarimado
lo descuartiza
su actuación.
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