Saturday, September 14, 2024

Mutaciones y mujeres

Jorge Etcheverry Arcaya

Desde antes de mi libro Apocalipsis con amazonas y la novela de ciencia ficción Los herederos, que incluye clones y mutantes, me he estado entregando a lecturas, relecturas y divagaciones. La literatura de CF y fantástica está llena de mutaciones. Jack Williamson plantea dos versiones que impactan, en la novela Dragon‘s Island de 1951 y en Darker Than You Think 1948. En ambas novelas las portadoras iniciales de la mutación de la especie son mujeres, cuyo carácter de semilla, donadora y decisora de la vida y progreso o cambio humano no es extraño a versiones de la literatura centrada más bien en temas iniciáticos, por ejemplo Eva, la heroína de El rostro verde de Gustav Meyrink, de 1916, donde es ella quien despierta el yo súper consciente e inmortal escondido en Fortunato, antihéroe masculino que a veces flaquea, pero a quien la fortaleza e integridad de su pareja proporcionan la entrada al mundo real, más allá o más acá del mundo factual físico de todos los días. De alguna manera, este tema es una variante de uno que tiene carácter mítico y atraviesa los sectores culturales humanos decisivos. Nos encontramos aquí con una mutación espiritual y mental, no una de base genética, que imperaría cuando el apocalipsis limpie la tierra de la antigua humanidad y dé a luz a la nueva. Y siguiendo este hilo, tenemos en la esfera ideológica política a una suerte de mutación, al “hombre nuevo”, que aparece en la visión mítica derivada del marxismo, que esta vez es un producto de la trasformación social, luego del apocalipsis—que lo es—del mundo capitalista burgués. Es interesante la noción del apocalipsis no ligado ya a la supervivencia del género humano en su concreción existente, sino al surgimiento de una nueva especie humana. Así, la mutación que aparece en las novelas de Williamson es un cambio cualitativo de la especie humana, en que, tratándose de ciencia ficción más bien “dura”, se toman en cuenta hasta cierto punto realidades científicamente establecidas de la evolución y la genética. En cambio, la versión de Meyrink en El rostro verde presenta una revolución espiritual y la marxista un cambio sociocultural radical ligado al desarrollo de las relaciones de producción y el proceso económico en general. Pero en todos los casos se nota el anhelo contemporáneo de un cambio y superación del hombre/mujer actuales y su paso a un estado superior. Pero como decíamos, en estas novelas, el vehículo e incluso el repositorio de este germen de una especie superior o de su reemplazo por otra, es la mujer. Lo mismo pasa en una novela de John Whydam, Re-Birth, publicada primero en 1955, en que las mutaciones—caso bastante frecuente en la ciencia ficción de la época—son producto del apocalipsis nuclear y las que tienen rasgos positivos trans o post humanos son las menos, siendo en general las mutaciones defectuosas las que prevalecen. Pero en este autor, cuya obra más conocida es el Día de los trífidos, son las viables llegan a prevalecer. Hay otra versión de la mutación femenina, bastante similar a la mujer Homo Sapiens, pero cuyo imperio es desbaratado por un héroe machista americano. Se trata de la novela de Jerry Sohl Las haploides, de 1953, en que el apocalipsis es básicamente un cambio de todas las instituciones humanas, en un proyecto de estas mutantes, que serían mujeres que se reproducen solo con su material genérico que llevan ellas. La base científica de la realidad de las haploides, es que en realidad la posibilidad de la reproducción humana con solo el material genético femenino es posible y se ha realizado en laboratorio. Así, la prescindencia del hombre en la reproducción es un fantasma posible que se asoma en el horizonte científico


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