Edgardo Sapiaín
La crisis permanente del Medio
Oriente sigue sin resolver. El conflicto, entre otros "productos", ha tenido como resultado desplazar del plano político
palestino a los sectores progresistas y laicos, dejando pase libre a las
facciones integristas que, como en el resto del área, ejercen donde pueden
férreas dictaduras teocráticas, misóginas y etnocéntricas, aprovechando el
estado de movilización creado por las justas necesidades de liberación nacional
motivantes del conflicto.
A este respecto la izquierda ha
esgrimido la necesidad urgente de la solidaridad con el pueblo palestino, pero
no ha podido matizar su discurso en pro de la liberación y autonomía
nacionales, de denuncia del imperialismo, con un llamado progresista o
revolucionario, dirigido al pueblo palestino y al mundo, que combine esa
necesaria liberación nacional y la lucha
contra el neocolonialismo y el imperialismo con temas como la igualdad entre
los géneros, el laicicismo y la redistribución de la riqueza hacia un eventual
estado socialista. Esto ha producido un vacío del discurso y la práctica
políticas de la izquierda hacia el Medio Oriente que tendrá y ha tenido
nefastas consecuencias.
En la actualidad, la adhesión y el
apoyo de la izquierda a cualquier enemigo de Estados Unidos y sus aliados se da
en términos incondicionales, pero sin levantar una alternativa de izquierda
para los países de que se trata. El discurso oficial de la izquierda revela la
nostalgia de la política de bloques de la guerra fría y en vez de elaborar
análisis y práctica política, se recurre a un mecanismo automático: el enemigo
del imperialismo es automáticamente revolucionario y dotado de todas las
virtudes humanas, culturales y políticas. En fin y quizás repitiendo, lo que ha
caracterizado a la izquierda mundial en el panorama geopolítico actual, es la falta de una alternativa y su apoyo
incondicional a los sectores nacionalistas reaccionarios, básicamente
teocráticos, que son quienes han asumido en la región la reacción
antiimperialista y las tareas de independencia nacional. Por ejemplo desde la izquierda se solidariza públicamente con el régimen iraní
que se está convirtiendo en un sub imperialismo regional, dentro de este esquema que de manera automática ha pasado, coimo decíamos, a ocupar el por asi "lugar mental colectivo" que antes alojaba al mundo dividido en bloques de la guerra fría.
Espero que estas reflexiones contribuyan mínimamente a un debate--por el momento inexistente--sobre cuál debe ser el papel de la izquerda--y del mrxismo--en la actual coyuntura.
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