Saturday, December 16, 2023

El Necronomicón IV

 

Jorge Etcheverry

Pero antes de entrar a detallar la manera en que pude entrar en contacto con este texto del Necronomicón, o más bien su versión árabe moderna—lo que demuestra que ha tenido una cierta, aunque mínima circulación—, la que por supuesto no pude leer, debo referirme de paso a la errada etimología de Sáenz Lavalle y sus derivaciones antropológicas sobre el origen del libro. El lingüista argentino afirma que el nombre se puede descomponer en Necro, que significaría ‘negro’ y gnomicón, que tiene que ver con el radical gnos* (conocimiento), que también ha pasado a significar enano, en las leyendas y cuentos ciertos enanos poseen conocimientos mágicos y científicos especiales. Pero este antropólogo piensa que el término se refiere a los actuales pigmeos de la República del Congo, ex Congo Belga. No voy a intentar ni siquiera refutar este dislate.


*En todas sus variadas manifestaciones, las religiones gnósticas guardan la existencia de un universo degradado al máximo, de materia totalmente corrupta, separado por distancias infinitas de una divinidad creadora. Llegan a sostener que el universo es creación del diablo. El hombre guarda sin embargo una semilla de luz y conocimiento (gnosis), separada por mediaciones infinitas del Creador.


 

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